Milena se sentó en el sofá, justo al lado de Justin.
- ¿Hoy llega __________, no?
- Si. – dijo seco, y cambió de canal, dando un trago a la cerveza.
- Vi su anillo, ¿están prometidos? – dijo cruzando las piernas y abriendo la revista.
- No te importa.
- Si me importa, ella es mi amiga. – fulminó a Justin. – que tu sigas cabreado conmigo, no significa que no me pueda acercar a ella.
- Es que no me gusta que estés con ella.
- ¿Por qué?
- Porque eres una puta. – dijo sin más.
- ¿Perdona? Oh, gracias Justin. – lanzó la revista a la mesilla. – No empecemos con los insultos, saldrás perdiendo.
- ¿Yo? Eso tu, mejor no empieces. – volvió a cambiar de canal y dejó también la cerveza encima de la mesa. – No sé qué tramas, y de veras, me da igual, siempre y cuando no esté relacionado con __________.
Umh… siento decirte que si lo está, querido.
- Te juro que si te pasas de la ralla con ella, te mato. – dijo mirándola mal.
- Eres un jodido cínico.
- Ambos lo somos. ¿No fuimos alistados para matar? Pues aquí estamos.
- No sé que hace una chica como __________ con un capullo como tú.
- Cuando salías conmigo no te quejabas tanto. Además, ¿A qué te refieres con ‘una chica como __________?
- Que ella es demasiado santa para ti.
- No.
- Bien que lo sabes. Bien que sabes que un día u otro o tú te cansarás de ella, o ella de ti.
- ¿Y eso quien lo dice? ¿Tu? Me rió. – dijo sacando una risa bien irónica.
- Justin, ¿estáis enamorados? ¿O simplemente, es lo que tú crees?
- Estamos enamorados. – se levantó. – Mira, estoy empezándome a hartar de ti y de tus estúpidos comentarios. – dijo entrecerrando los ojos.
- Eso es porque te da joda que te diga la verdad. Tu y yo estábamos igual, y mira como hemos terminado.
- ¿Eh? ¿Perdona? Lo mío contigo nunca fue como lo que estoy teniendo con ________.
- ¿A no? ¿Y que era? – dijo Milena, levantándose también.
- Una mier.da. Eso es lo que era. – Justin la esculpió con la mirada.
Los ojos de Milena se aguaron. Lo esquivó y fue hacia al baño. Justin se dejó caer de nuevo en el sofá. Se había pasado. Quizás si había cambiado, quizás todo eso no lo decía con mala intención. 8Y él solo la había ofendido.
Justin se levantó y fue hacia el baño.
- Milena… eh… yo… lo siento… - ella abrió la puerta. Se apoyó al marco, las lágrimas parecía que le fueran a salir de un momento a otro, de esos ojos verdísimos que, a pesar de todo, seguían siendo la debilidad de Justin… se encantaba mirándolos.
- ¿A si? – dijo ella mordisqueándose su carnoso labio inferior.
- Si… me pasé contigo…
- ¿No me digas? – agachó la mirada – ya que lo que tuviste conmigo fue una verdadera mier.da, eso me hace sentir de puta madre ¿sabes?
- Lo siento… - se pasó la mano por el pelo, compadeciéndose de ella.
Milena terminó por esbozar una sonrisa. Justin le abrió los brazos, ella aceptó el abrazo gratamente. Lo estriñó fuerte. Justin sintió como sus cuerpos de juntaban. El de ella, delgada, pequeño. Pero al contrario que el de _______, no la encontraba tan frágil.
Sintió como los pechos de Milena se clavaban como montes en su bajo torso. Empezó a reaccionar.
- ¿Me sigues queriendo? – preguntó Milena, sin dejar de abrazarlo. Ni él a ella. -
¿Al menos como amigos?
- Si. – dijo Justin, sonriendo. Se olvidó de todo, volviendo un poco al pasado. A ese pasado, junto a ella. - ¿Cómo no hacerlo? Lo nuestro fue bonito mientras duró. –
Más bien dicho, hasta que te fuiste.
- Me preguntó qué hubiera pasado… si no me hubierais dado por muerta…
- Yo también. – Milena alzó la vista. Justin se encontró con esos ojos verdes, que le pedían. ¿Qué le pedían?
- Justin, yo… - sus ojos se volvieron a aguar de nuevo. El corazón de Justin se encogió. ¿Por qué?
La puerta se abrió en ese momento. Los dos se soltaron, Justin se asomó.
- Mi vida… - sonrió y fue a darle la bienvenida a _______. – mirate, estás ¿más morena?
- Si, puede ser. – dijo sonriéndole. Y lo besó. – te he echado de menos mi niño… - dijo con una voz aguda, bajita. Milena se asomó por la puerta del baño. –
Hola Milena. – dijo sonriéndole, y fue a darle dos besos.
- ¿Todo bien? – dijo ella.
- Si, estupendo. Nueva York es bonito. Y grande. – dejó la maleta a un lado y se quitó el abrigo- ¿Y ustedes? ¿Algo nuevo?
—- Milena… eh… yo… lo siento… - ella abrió la puerta. Se apoyó al marco, las lágrimas parecía que le fueran a salir de un momento a otro, de esos ojos verdísimos que, a pesar de todo, seguían siendo la debilidad de Justin… se encantaba mirándolos.
- ¿A si? – dijo ella mordisqueándose su carnoso labio inferior.
- Si… me pasé contigo…
- ¿No me digas? – agachó la mirada – ya que lo que tuviste conmigo fue una verdadera mier.da, eso me hace sentir de puta madre ¿sabes?
- Lo siento… - se pasó la mano por el pelo, compadeciéndose de ella.
Milena terminó por esbozar una sonrisa. Justin le abrió los brazos, ella aceptó el abrazo gratamente. Lo estriñó fuerte. Justin sintió como sus cuerpos de juntaban. El de ella, delgada, pequeño. Pero al contrario que el de _______, no la encontraba tan frágil.
Sintió como los pechos de Milena se clavaban como montes en su bajo torso. Empezó a reaccionar.
- ¿Me sigues queriendo? – preguntó Milena, sin dejar de abrazarlo. Ni él a ella. -
¿Al menos como amigos?
- Si. – dijo Justin, sonriendo. Se olvidó de todo, volviendo un poco al pasado. A ese pasado, junto a ella. - ¿Cómo no hacerlo? Lo nuestro fue bonito mientras duró. –
Más bien dicho, hasta que te fuiste.
- Me preguntó qué hubiera pasado… si no me hubierais dado por muerta…
- Yo también. – Milena alzó la vista. Justin se encontró con esos ojos verdes, que le pedían. ¿Qué le pedían?
- Justin, yo… - sus ojos se volvieron a aguar de nuevo. El corazón de Justin se encogió. ¿Por qué?
La puerta se abrió en ese momento. Los dos se soltaron, Justin se asomó.
- Mi vida… - sonrió y fue a darle la bienvenida a _______. – mirate, estás ¿más morena?
- Si, puede ser. – dijo sonriéndole. Y lo besó. – te he echado de menos mi niño… - dijo con una voz aguda, bajita. Milena se asomó por la puerta del baño. –
Hola Milena. – dijo sonriéndole, y fue a darle dos besos.
- ¿Todo bien? – dijo ella.
- Si, estupendo. Nueva York es bonito. Y grande. – dejó la maleta a un lado y se quitó el abrigo- ¿Y ustedes? ¿Algo nuevo?
Justin y Milena se miraron. Los dos negaron con la cabeza.
- ¿Te has portado bien, Justin? – dijo frunciendo el ceño. Él asintió. – Confío en ti… - lo abrazó, pasando los brazos, rodeándole la espalda. Y volvió a besar su boca.
Milena fue hacia su cuarto.
- ¿Desharás ahora la maleta? – murmuró Justin, acariciando su pelo. - ¡Ei! ¡Te has cortado el pelo!
___________ asintió.
- Déjame ver… - Justin la hizo girar. – Sigue siendo mi estimada melena, pero me gusta este corte escalado. – le pasó la mano, cogiéndolo en una suave coleta y dejándolo ir a la vez. – y te lo has aclarado.
- ¿Te gusta?
- Estás preciosa. – dijo. Y la abrazó por detrás. – yo también te he echado mucho, mucho de menos. Mucho.
__________ sonrió y ladeó la cabeza. Observando ya el anillo que yacía en su dedo anular, de la mano izquierda.
- Te amo… - susurró ella. Y volvió a buscar su boca. – Y no, ahora no desharé la maleta… porque, tengo que ir a la clínica. Mónica tiene que darme unos informes.
- ¿No te tomas un tiempo para relajarte?
- Justin, no he ido a un rali de veinticinco quilómetros andando. He ido a hacer unas pruebas, se puede decir que no estoy tan cansada.
- ¿Pero y el viaje y todo? Tómate una ducha, anda, deberás…
- Cuando venga, solo estaré un par de horas en la clínica. – puso la mano en frente, como cortando el tema. Como diciendo ‘no hay nada más a hablar’.
- No paras…
- Me gusta mi faena, y soy aplicada, eso es todo.
- Como te adoro… - dijo esbozando una sonrisa traviesa en su cara. – mi chica trabajadora… - la volvió a besar.
- Me voy, si no Mónica me echará bronca… como siempre.
- Eso si… la puntualidad no es lo tuyo.
- ¿Alguna novedad? – sonrió y le guiñó el ojo. – Hasta luego.
- ¿Te has portado bien, Justin? – dijo frunciendo el ceño. Él asintió. – Confío en ti… - lo abrazó, pasando los brazos, rodeándole la espalda. Y volvió a besar su boca.
Milena fue hacia su cuarto.
- ¿Desharás ahora la maleta? – murmuró Justin, acariciando su pelo. - ¡Ei! ¡Te has cortado el pelo!
___________ asintió.
- Déjame ver… - Justin la hizo girar. – Sigue siendo mi estimada melena, pero me gusta este corte escalado. – le pasó la mano, cogiéndolo en una suave coleta y dejándolo ir a la vez. – y te lo has aclarado.
- ¿Te gusta?
- Estás preciosa. – dijo. Y la abrazó por detrás. – yo también te he echado mucho, mucho de menos. Mucho.
__________ sonrió y ladeó la cabeza. Observando ya el anillo que yacía en su dedo anular, de la mano izquierda.
- Te amo… - susurró ella. Y volvió a buscar su boca. – Y no, ahora no desharé la maleta… porque, tengo que ir a la clínica. Mónica tiene que darme unos informes.
- ¿No te tomas un tiempo para relajarte?
- Justin, no he ido a un rali de veinticinco quilómetros andando. He ido a hacer unas pruebas, se puede decir que no estoy tan cansada.
- ¿Pero y el viaje y todo? Tómate una ducha, anda, deberás…
- Cuando venga, solo estaré un par de horas en la clínica. – puso la mano en frente, como cortando el tema. Como diciendo ‘no hay nada más a hablar’.
- No paras…
- Me gusta mi faena, y soy aplicada, eso es todo.
- Como te adoro… - dijo esbozando una sonrisa traviesa en su cara. – mi chica trabajadora… - la volvió a besar.
- Me voy, si no Mónica me echará bronca… como siempre.
- Eso si… la puntualidad no es lo tuyo.
- ¿Alguna novedad? – sonrió y le guiñó el ojo. – Hasta luego.
Una vez se hubo ido __________, Justin fue hacia la habitación de invitados.
- ¿Qué te pasa? - masculló Justin – parece que te sienta mal que ________ haya vuelto.
- No, me sienta mal que haya vuelto justo en el momento en que tu y yo… digamos que nos estábamos reconciliando.
- ¿Y qué más da?
- No lo sé. – dijo ella, dejando de quitar ropa del armario. – Quizás esté celosa.
Me conoces más que nadie.
Justin tuvo un breve dolor de cabeza. Era cierto.
- ¿Qué haces? – dijo cambiando de tema.
- ¿Te importa? – Milena alzó una ceja, abriendo una de las enormes maletas
que había traído al principio. – Me voy.
- ¿Por qué?
- Justin, mi sitio no es este. Me voy para Rusia de nuevo. Con Alexander.
- ¡¿Con Alexander?!
- Si. – Milena lo miró extrañada.
- Pero si hace casi un año, lo maté…
Milena se echó a reír.
- ¿Te paraste a pensar que quizás no fuera ese Alexander Donovan? Quizás es por eso que Snade te llamaba tanto. Quien sabe...
Justin bufó.
- Da igual, si está en Rusia, ya no es de mi incumbencia.
Nunca se sabe, querido Justin… Él detuvo a Milena.
- ¿Qué? – dijo ella, mirándolo.
- No te vayas.
- No estoy bien.
- ¿Por qué? – dijo Justin. Esa mirada penetrante… esa mirada color miel que ella tantas veces había adorado. Y que tanto la excitaba.
- Por que no. – sonrió, cínicamente - ¿Es que acaso me echabas de menos? – masculló, poniendo ahora ropa interior. Justin pasó la mirada rápidamente por la excitante lencería. No, no, no… deja de mirar eso.
- Sabes la respuesta. ¿Para qué preguntas?
Milena se detuvo. Se lo quedó mirando y dejó caer la maleta al suelo, para acercarse más a él. Casi se podían mezclar los dulces alientos.
- Porque quiero que salga de tu boca.
Milena se echó hacia adelante y besó la boca de Justin, adentrándose en su sabor, como en tiempos pasados, en unos antiguos recuerdos, ella misma había vivido. Gimieron.
Se separó un poco de él.
- No sabes cuánto hecho de menos tus caricias… - murmuró cerca de la oreja de Justin. – no sabes… cuanto te necesito Justin.
Y empezó todo. Eligiendo la lujuria, dejando a un lado el corazón. Y las palabras de ella fueron el colmo. El colmo para que Justin perdiera sus propios estribos.
- ¿Qué te pasa? - masculló Justin – parece que te sienta mal que ________ haya vuelto.
- No, me sienta mal que haya vuelto justo en el momento en que tu y yo… digamos que nos estábamos reconciliando.
- ¿Y qué más da?
- No lo sé. – dijo ella, dejando de quitar ropa del armario. – Quizás esté celosa.
Me conoces más que nadie.
Justin tuvo un breve dolor de cabeza. Era cierto.
- ¿Qué haces? – dijo cambiando de tema.
- ¿Te importa? – Milena alzó una ceja, abriendo una de las enormes maletas
que había traído al principio. – Me voy.
- ¿Por qué?
- Justin, mi sitio no es este. Me voy para Rusia de nuevo. Con Alexander.
- ¡¿Con Alexander?!
- Si. – Milena lo miró extrañada.
- Pero si hace casi un año, lo maté…
Milena se echó a reír.
- ¿Te paraste a pensar que quizás no fuera ese Alexander Donovan? Quizás es por eso que Snade te llamaba tanto. Quien sabe...
Justin bufó.
- Da igual, si está en Rusia, ya no es de mi incumbencia.
Nunca se sabe, querido Justin… Él detuvo a Milena.
- ¿Qué? – dijo ella, mirándolo.
- No te vayas.
- No estoy bien.
- ¿Por qué? – dijo Justin. Esa mirada penetrante… esa mirada color miel que ella tantas veces había adorado. Y que tanto la excitaba.
- Por que no. – sonrió, cínicamente - ¿Es que acaso me echabas de menos? – masculló, poniendo ahora ropa interior. Justin pasó la mirada rápidamente por la excitante lencería. No, no, no… deja de mirar eso.
- Sabes la respuesta. ¿Para qué preguntas?
Milena se detuvo. Se lo quedó mirando y dejó caer la maleta al suelo, para acercarse más a él. Casi se podían mezclar los dulces alientos.
- Porque quiero que salga de tu boca.
Milena se echó hacia adelante y besó la boca de Justin, adentrándose en su sabor, como en tiempos pasados, en unos antiguos recuerdos, ella misma había vivido. Gimieron.
Se separó un poco de él.
- No sabes cuánto hecho de menos tus caricias… - murmuró cerca de la oreja de Justin. – no sabes… cuanto te necesito Justin.
Y empezó todo. Eligiendo la lujuria, dejando a un lado el corazón. Y las palabras de ella fueron el colmo. El colmo para que Justin perdiera sus propios estribos.
Milena se levantó de la cama. Desnuda, se volvió a vestir. Echó una mirada a Justin, semi dormido. Y desnudo, también desnudo. Era hermoso. Pero su papel terminaba aquí, debía apartar la vista de él, seguir adelante, volver a Rusia, con la gente que le pertenecía. Pero antes… confirmarle a Donovan que __________ estaba muerta.
- Y todo por rechazarlo… - negó con la cabeza – ese hombre está fatal. – sonrió y se terminó de colocar el ceñido jersey negro. Los leggins negros. Las botas negras.
La chaqueta negra. Más vale que hoy pase desapercibida.
Terminó de cerrar la maleta. Justin se levantó.
- ¿Dónde vas?
- A hacer unos cuantos recados antes de irme.
Justin bufó.
- Que he hecho, dios mío… - se cogió del pelo. Recordando las palabras de
________. Confío en ti. Confío en ti, confío en ti, confío en ti…
- Has hecho lo que deseabas. – Milena le guiñó un ojo.
- Pero no lo que sentía. Y yo estoy enamorado de __________.
- Oh, me parece maravilloso, machote. Pero le acabas de poner unos cuernos…
- hizo una señal. – así de grandes. – se encendió un cigarro. – ahora si me permites…
Cogió el móvil que había colocado encima de uno de los muebles. Y se dirigió a la salida.
- Esto queda entre tú y yo, Justin. Te quierooo… - dijo riéndose, y salió de esa casa.
- Hija de puta… - masculló Justin, se levantó de mala gana vistiéndose.
Y con la peor sensación que se podía sentir en el cuerpo.
- Y todo por rechazarlo… - negó con la cabeza – ese hombre está fatal. – sonrió y se terminó de colocar el ceñido jersey negro. Los leggins negros. Las botas negras.
La chaqueta negra. Más vale que hoy pase desapercibida.
Terminó de cerrar la maleta. Justin se levantó.
- ¿Dónde vas?
- A hacer unos cuantos recados antes de irme.
Justin bufó.
- Que he hecho, dios mío… - se cogió del pelo. Recordando las palabras de
________. Confío en ti. Confío en ti, confío en ti, confío en ti…
- Has hecho lo que deseabas. – Milena le guiñó un ojo.
- Pero no lo que sentía. Y yo estoy enamorado de __________.
- Oh, me parece maravilloso, machote. Pero le acabas de poner unos cuernos…
- hizo una señal. – así de grandes. – se encendió un cigarro. – ahora si me permites…
Cogió el móvil que había colocado encima de uno de los muebles. Y se dirigió a la salida.
- Esto queda entre tú y yo, Justin. Te quierooo… - dijo riéndose, y salió de esa casa.
- Hija de puta… - masculló Justin, se levantó de mala gana vistiéndose.
Y con la peor sensación que se podía sentir en el cuerpo.
__________ terminaba de recoger unos papeles del escritorio.
- Bueno… - dijo mirando el reloj. – aun tendré tiempo de cenar con Justin. – sonrió, viendo que habían pasado tres horas y eran las nueve menos cuarto de la noche.
Mónica se asomó por su despacho.
- _________...
- ¿Si?
- Hay una chica… Melani, creo, quiere verte.
- Ah… - ________ quedó pensativa. Milena. – dile que puede pasar… - sonrió. -
¿Le habrá pasado algo a Justin? – dijo preocupada.
Milena apareció en su despacho.
- Hola, vida. – la saludó ella.
- Buenas noches. – sonrió _______. – Dime… ¿ha pasado algo con Justin?
- Oh, sí, eso quería contarte… - se sacó el móvil… - es… una pequeña cosa que quería mostrarte…
El volumen al doce, al tope. Le dio al play. Y le enseñó el video a ________. Ella quedó extrañada al principio. Las piernas le empezaron a temblar. Milena no dejó de formar una sonrisa en su cara. Mientras veía la expresión de ___________. Viendo a Justin . Viendola a ella misma. Follando. Y gemidos, y jadeos, y deseos entre ellos dos.
Los ojos de ___________ empezaron a humedecerse.
- No… - susurró. No sentía su cuerpo, pareció como si su alma hubiera volado
lejos y la hubiera abandonado. Una sensación de ira y de pura depresión la abrumaron. - ¡No! – masculló, aun sintiendo en su cabeza a Justin disfrutando de
Milena, haciéndoselo, mientras gemía su nombre.
__________ tiró el móvil contra la pared y se cubrió los ojos con las manos. Le ardían. De dolor, de pura ira, de todo en general.
- Es de apenas hace una hora. – sonrió Milena. – espero que disfrutes de tu luna de miel. – se rió y se dirigió hacia la puerta. – Por el móvil, no te preocupes, ya me compraré otro… total, la tarjeta de memoria es la misma. Así lo tendré de recuerdo.
_________ se levantó. Las mejillas le ardían, las lagrimas caían por su cara. Le tiró un pote lleno de lápices y bolígrafos a Milena.
- ¡Eres una pedazo de puta! ¡Sal! ¡Sal y no vuelvas! ¡Muérete! – le gritó.
Milena solo se divirtió más. Se volvió a acercar a ella. Con intención de vacilarla, quizás pegarla y todo si se le venía en cara.
- ¿Qué dices? ¿Una puta? – sonrió. – Quizás, pero bien que he disfrutado de tu querido y ‘enamorado’ Justin. – fue a colocar una mano en el mentón de __________.
- Saca tus manos de mí. – dijo ella. Milena sintió como en su vientre, algo apretaba.
- Oh, nunca pensé que la mosquita muerta de __________ __________ fuera a llevar un arma encima. Me sorprendes.
- Quizás fuera la única idea buena que tuvo el capullo de Justin. Ahora vete si no quieres que te atraviese el cráneo con una bala, zorra. – Milena tardó en quitarle las manos de encima. -¡Que te vayas! – cargó el revólver y apretó más la boquilla de la pistola contra su abdomen. Milena al fin la dejó ir.
- Que te vaya bien. – hizo una señal con el brazo y desapareció por la puerta.
Mientras que el mundo de __________ se derrumbaba en mil pedazos.
- Bueno… - dijo mirando el reloj. – aun tendré tiempo de cenar con Justin. – sonrió, viendo que habían pasado tres horas y eran las nueve menos cuarto de la noche.
Mónica se asomó por su despacho.
- _________...
- ¿Si?
- Hay una chica… Melani, creo, quiere verte.
- Ah… - ________ quedó pensativa. Milena. – dile que puede pasar… - sonrió. -
¿Le habrá pasado algo a Justin? – dijo preocupada.
Milena apareció en su despacho.
- Hola, vida. – la saludó ella.
- Buenas noches. – sonrió _______. – Dime… ¿ha pasado algo con Justin?
- Oh, sí, eso quería contarte… - se sacó el móvil… - es… una pequeña cosa que quería mostrarte…
El volumen al doce, al tope. Le dio al play. Y le enseñó el video a ________. Ella quedó extrañada al principio. Las piernas le empezaron a temblar. Milena no dejó de formar una sonrisa en su cara. Mientras veía la expresión de ___________. Viendo a Justin . Viendola a ella misma. Follando. Y gemidos, y jadeos, y deseos entre ellos dos.
Los ojos de ___________ empezaron a humedecerse.
- No… - susurró. No sentía su cuerpo, pareció como si su alma hubiera volado
lejos y la hubiera abandonado. Una sensación de ira y de pura depresión la abrumaron. - ¡No! – masculló, aun sintiendo en su cabeza a Justin disfrutando de
Milena, haciéndoselo, mientras gemía su nombre.
__________ tiró el móvil contra la pared y se cubrió los ojos con las manos. Le ardían. De dolor, de pura ira, de todo en general.
- Es de apenas hace una hora. – sonrió Milena. – espero que disfrutes de tu luna de miel. – se rió y se dirigió hacia la puerta. – Por el móvil, no te preocupes, ya me compraré otro… total, la tarjeta de memoria es la misma. Así lo tendré de recuerdo.
_________ se levantó. Las mejillas le ardían, las lagrimas caían por su cara. Le tiró un pote lleno de lápices y bolígrafos a Milena.
- ¡Eres una pedazo de puta! ¡Sal! ¡Sal y no vuelvas! ¡Muérete! – le gritó.
Milena solo se divirtió más. Se volvió a acercar a ella. Con intención de vacilarla, quizás pegarla y todo si se le venía en cara.
- ¿Qué dices? ¿Una puta? – sonrió. – Quizás, pero bien que he disfrutado de tu querido y ‘enamorado’ Justin. – fue a colocar una mano en el mentón de __________.
- Saca tus manos de mí. – dijo ella. Milena sintió como en su vientre, algo apretaba.
- Oh, nunca pensé que la mosquita muerta de __________ __________ fuera a llevar un arma encima. Me sorprendes.
- Quizás fuera la única idea buena que tuvo el capullo de Justin. Ahora vete si no quieres que te atraviese el cráneo con una bala, zorra. – Milena tardó en quitarle las manos de encima. -¡Que te vayas! – cargó el revólver y apretó más la boquilla de la pistola contra su abdomen. Milena al fin la dejó ir.
- Que te vaya bien. – hizo una señal con el brazo y desapareció por la puerta.
Mientras que el mundo de __________ se derrumbaba en mil pedazos.
_________ entró a casa. Sin hacer ruido, cogió la maleta que horas antes había dejado. Sin coger nada más, allí llevaba un buen equipaje. La volvió a arrastrar hasta la salida. Deseó que Justin no estuviera, o que simplemente no se enterara de que estaba allí. Pero las luces se encendieron. Y él apareció por el corredor, en frente de ella.
- Hola… - dijo él, esbozando una triste sonrisa.
________ no sonrió. No. Nunca. Le dolió mirarlo y las imágenes pasaron otra vez por su cabeza, como una jodida diapositiva. Ella solo abrió la puerta de entrada y se dispuso a salir.
- ¿Dónde vas? – Justin bajó el peldaño que había en la entrada, justo con una pequeña alfombrilla. Cogió a _______. Por el brazo.
- Ni te atrevas a tocarme. – masculló ella, girándose y mirándolo, de nuevo con los ojos en lágrimas. Entonces Justin supo que lo sabía. Él la soltó, a duras penas. Su mundo también cayó, imaginándose lo peor. La estaba perdiendo. – Después de lo que has hecho, ni te atrevas, Justin. – habló decidida, a pesar de que las lágrimas correteaban por sus mejillas, ardientes. Y Justin, aun así, la encontró adorable. Era la mujer más preciosa del mundo.
- ________... yo…
- Tu, ¡nada! – gritó negando. – Tu eres un gran cabrón. No sabes lo que duele… no lo sabes…
- Puedo explicarlo…
- ¡No hay nada que explicar! – gimoteó, dejando que más lágrimas mojaran su cara. – el video lo dice todo.
- ¿Qué video? – musitó Justin.
- Milena os ha grabado.
- Hija de puta…
- Si, hija de puta, pero si no fuera por ella apuesto a que no me enteraría, al menos no por ti.
Justin intentó abrazarla.
- No te acerques. Ni me hables, ni me sonrías. Ni me llames. Me voy. No me busques, olvídate de mí.
- No puedes pedirme eso. – Los ojos de Justin se humedecieron, empezando a difuminar su vista, una fina capa de lágrimas también.
- Habértelo pensado antes.
- ¡Lo siento! – le pidió. - ___________, no me dejes, ¡joder! Eres mi puta vida… te amo…
- ¡No! - ________ se cabreó. – No me digas eso, no es cierto. Duele pensar que me engañaste, que todos esos te amo, te quiero, todos esos momentos fueron una farsa.
- No fueron ninguna farsa… mi vida… fueron ciertos… yo… he cometido un error… pero…
- Un error imperdonable. – dijo __________ cruzándose de brazos. – No quiero oir más, no quiero verte más, me voy.
Se giró, pero Justin la cogió, abrazándola, contra su cuerpo. ____________ intentó
oponerse, forzando, pataleando, insultándolo. Con mala gana, no de broma. La broma se había acabado. Y dolía. Justin pensó que a pesar de todas las guerras y batallas en las que había estado, nada nunca le había dolido más. __________ se rindió, llorando en su pecho.
- Te amo, mi niña… perdóname… - dijo abrazándola.
- Déjame, Justin… - dijo cansada. Cansada de luchar con él. No podía, dolía demasiado. Un nudo la ahogaba, algo la quemaba por dentro. – No puedo más… - se mareaba, dios, no podía seguir con esto. – Suéltame… - le pidió. Justin no hizo caso. – Por favor…
Él abrió los brazos. ________ resbaló por la puerta y se abrazó sola, escondiendo su cara. Empezó a llorar, fuerte, con… dolor. Justin pensó que moría. Que él moría. No podía, no quería verla así, pero era por su culpa. Todo era por su culpa.
- ____________... – le frotó una pierna. Sus lagrimas también empezaron a rodar por los parpados. Pero no se avergonzó. – ¿No… podemos…?
- No. – sollozó ________. – No… arreglaré nada… contigo… - lo miró por encima del brazo. Tiró los mocos hacia arriba. Y cuando se vió en condiciones de volverse a levantar, lo hizo. Parecía un zombie, no sabía muy bien lo que hacía, se dejaba llevar por sus sentimientos. Y ni dios quiera saber cuáles son sus sentimientos en este momento. Entonces lo dijo. Lo que más podía llegar a dolerle a Justin. – Me das… asco. Te odio.
Agachó la mirada, y dejó caer el anillo de compromiso, al lado de Justin. Él abrió los ojos. Se giró, cogiendo de nuevo su maleta, y se fue, cerrando la puerta detrás de ella. Justin la dejó marchar. No había nada a hacer. La había perdido.
- Hola… - dijo él, esbozando una triste sonrisa.
________ no sonrió. No. Nunca. Le dolió mirarlo y las imágenes pasaron otra vez por su cabeza, como una jodida diapositiva. Ella solo abrió la puerta de entrada y se dispuso a salir.
- ¿Dónde vas? – Justin bajó el peldaño que había en la entrada, justo con una pequeña alfombrilla. Cogió a _______. Por el brazo.
- Ni te atrevas a tocarme. – masculló ella, girándose y mirándolo, de nuevo con los ojos en lágrimas. Entonces Justin supo que lo sabía. Él la soltó, a duras penas. Su mundo también cayó, imaginándose lo peor. La estaba perdiendo. – Después de lo que has hecho, ni te atrevas, Justin. – habló decidida, a pesar de que las lágrimas correteaban por sus mejillas, ardientes. Y Justin, aun así, la encontró adorable. Era la mujer más preciosa del mundo.
- ________... yo…
- Tu, ¡nada! – gritó negando. – Tu eres un gran cabrón. No sabes lo que duele… no lo sabes…
- Puedo explicarlo…
- ¡No hay nada que explicar! – gimoteó, dejando que más lágrimas mojaran su cara. – el video lo dice todo.
- ¿Qué video? – musitó Justin.
- Milena os ha grabado.
- Hija de puta…
- Si, hija de puta, pero si no fuera por ella apuesto a que no me enteraría, al menos no por ti.
Justin intentó abrazarla.
- No te acerques. Ni me hables, ni me sonrías. Ni me llames. Me voy. No me busques, olvídate de mí.
- No puedes pedirme eso. – Los ojos de Justin se humedecieron, empezando a difuminar su vista, una fina capa de lágrimas también.
- Habértelo pensado antes.
- ¡Lo siento! – le pidió. - ___________, no me dejes, ¡joder! Eres mi puta vida… te amo…
- ¡No! - ________ se cabreó. – No me digas eso, no es cierto. Duele pensar que me engañaste, que todos esos te amo, te quiero, todos esos momentos fueron una farsa.
- No fueron ninguna farsa… mi vida… fueron ciertos… yo… he cometido un error… pero…
- Un error imperdonable. – dijo __________ cruzándose de brazos. – No quiero oir más, no quiero verte más, me voy.
Se giró, pero Justin la cogió, abrazándola, contra su cuerpo. ____________ intentó
oponerse, forzando, pataleando, insultándolo. Con mala gana, no de broma. La broma se había acabado. Y dolía. Justin pensó que a pesar de todas las guerras y batallas en las que había estado, nada nunca le había dolido más. __________ se rindió, llorando en su pecho.
- Te amo, mi niña… perdóname… - dijo abrazándola.
- Déjame, Justin… - dijo cansada. Cansada de luchar con él. No podía, dolía demasiado. Un nudo la ahogaba, algo la quemaba por dentro. – No puedo más… - se mareaba, dios, no podía seguir con esto. – Suéltame… - le pidió. Justin no hizo caso. – Por favor…
Él abrió los brazos. ________ resbaló por la puerta y se abrazó sola, escondiendo su cara. Empezó a llorar, fuerte, con… dolor. Justin pensó que moría. Que él moría. No podía, no quería verla así, pero era por su culpa. Todo era por su culpa.
- ____________... – le frotó una pierna. Sus lagrimas también empezaron a rodar por los parpados. Pero no se avergonzó. – ¿No… podemos…?
- No. – sollozó ________. – No… arreglaré nada… contigo… - lo miró por encima del brazo. Tiró los mocos hacia arriba. Y cuando se vió en condiciones de volverse a levantar, lo hizo. Parecía un zombie, no sabía muy bien lo que hacía, se dejaba llevar por sus sentimientos. Y ni dios quiera saber cuáles son sus sentimientos en este momento. Entonces lo dijo. Lo que más podía llegar a dolerle a Justin. – Me das… asco. Te odio.
Agachó la mirada, y dejó caer el anillo de compromiso, al lado de Justin. Él abrió los ojos. Se giró, cogiendo de nuevo su maleta, y se fue, cerrando la puerta detrás de ella. Justin la dejó marchar. No había nada a hacer. La había perdido.
Nunca antes había sentido remordimientos. Pero una vez más, deducía que era desde que había conocido a ________.
No hay comentarios:
Publicar un comentario