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viernes, 8 de febrero de 2013

Protegeme 3ra temporada. Capitulo:19






Naiara

Leyó una vez más el significado del nombre de su hija. A pesar de que ya habían pasado tres años y medio, le seguía fascinando, como el primer día en que la tuvo entre sus brazos. Recordó aquella temporada, con Milena, y todos esos problemas. Se abstuvo de seguir recordándolos, dibujando una amarga sonrisa en su cara. Naiara: significa querer. Naiara: significa deseada. Naiara: significa serena, entre todas las flores. Era perfecto, como ella, como su hija. La pequeña se agarró a la pierna de su madre.
- Mamá… - sollozó.
- ¿Qué pasa, mi vida? – dijo ________, cogiendo a su niña en brazos y alejándose de la pantalla del ordenador.
- ¿Cuándo volverá papá? – dijo jugando con algún mechón de ________.
- Pues… - justo en ese momento la puerta se cerró. – creo que ya está aquí.
Justin entró, hacia el comedor. Parecía enfadado. Dejó su mochila al suelo y se dejó caer en el sofá.
- ¿Qué pasa, Justin?
- Snade. Tuve una reunión con él.
- ¿Y…? - ________ balanceó un poco a Naiara, dejándola al lado de Justin, en el sofá.
- Alexander está en Nueva York. – susurró. – demasiado cerca para evitar lo que planea…
- Oh. - ________ se sentó en el respaldo y acarició la mejilla de Justin.
- No te preocupes papi, todo se arregla. – dijo Naiara, quitándole la palabra a _______.
- Mi vida… - Justin la cogió y le besó la frente – si, lo sé, lo sé. ¿Esto que lo aprendiste? ¿De tu madre, cierto? – miró a _______ y sonrió. – No quiero que te pase nada, mi amor, eso es todo.
- Está bien Justin, no creo que pase nada. Aun que al menos, no es una ex novia furiosa. – se burló ________. – pero bueno, se ve que todos quieren matarme.
Justin se levantó, vacilante. Apoyó su frente con la de __________, teniendo a Naiara entremedio de ellos dos. La pequeña se zafó del abrazo de Justin y saltó al suelo. Ambos sonrieron, viendo como se iba hacia su habitación de juegos. Justin besó los labios de ________.
- Por encima de mi cadáver. ¿Me oyes? Y menos aún cuando faltan dos meses para que nos casemos. – la cogió de la cintura y se la llevó hacia su propia habitación matrimonial.


- Ah… - un jadeó se escapó de la boca de ________, más en forma de suspiro, por los movimientos en círculos que daba ella misma encima de Justin. Él la agarraba de los muslos.

- Oh… así… linda… bien, bien…- siseó de placer, mientras el co.ño resbaladizo de ________ seguía deslizándose, arriba y abajo, por todo el falo duro de Justin. – mmh…

La rapidez de la cabalgata de ___________ aumentó, llegando a un extremo de desesperación por montarlo, por más, por el máximo placer. Por el que solo él podía darle. Justin la apretó más contra él, arqueando sus propias caderas, metiéndose más –dentro de lo que cabía- en __________.

- Si, si, si… - gimoteó __________.

De repente, un llanto.

- Mamááá…

__________ suspiró, parando su marcha.

- No. – imploró Justin. – termina, por favor… - le pidió, cogiéndola del culo.

- Justin, tu hija me llama, algo le ha pasado.

- Es un momento, dos minutos, nos corremos y vas…

- Justin…

Él terminó apartando las manos de su trasero. __________ se levantó, se colocó bien las bragas, aún así, estaba empapada. Y se subió los pantis. Justin lo observaba todo, aún tendido en la cama, con una erección de oro y con la vista aún empañada del placer. Se levantó a duras penas, cuando __________ terminó de salir por la puerta de su habitación.

Dentro de cinco minutos ________ volvió a aparecer.

- A un muñeco se le había salido la cabeza. – bufó. - ¿Justin?

Escuchó unos golpes secos, en la habitación de al lado. Entró en esa especie de mini gimnasio que Justin había montado un año atrás, especialmente, para mantenerse en forma. Lo vio golpeando un saco de boxeo. Con sus pantalones cortos Adidas, sin camiseta. Esa tela que se ceñía bien a su culo… y a su paquete, aun que dejando algo a la imaginación. Pero como ella lo había visto todo… rió para sí misma. Se fijó en los tensos músculos de Justin, en su espalda, en sus brazos, marcados. Era… era guapísimo. Se apoyó en el marco de la puerta. No, guapísimo no.

- Precioso. – masculló. Justin se giró y le dedicó una sonrisa, sin dejar de golpear con energía el saco de boxeo.

- ¿Entrenas? – le dijo haciéndole una señal con la cabeza.

- ¿En que sentido? – dijo _______, alzando una ceja, divertida.
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Justin se rió.

- Es que, mi amor, nunca has entrenado conmigo.

- ¿Y para que quieres que entrene contigo? – dijo ________ arremangándose las mangas de su jersey.

- Es excitante ver a una mujer como suda… practica ejercicio…

- Y será que a mi no me has visto haciendo ejercicio… - se rió. – encima de ti.

- Eres una malpensada, ¿lo sabías? – dijo Justin golpeando de nuevo el saco de boxeo. Entonces se lo alcanzó. – Venga, dale.

________ se retiró y le dio una patada. Justin entreabrió la boca.

- ¿Es que no recuerdas la que te di en las pelotas? – dijo arqueando una de las cejas – Venga, mi vida, cierra esa boquita. Te dije que había ido a clases de autodefensa.

- ¿Teniendome a mi?

- ¿Perdona? Será que no me he sacado las castañas del fuego yo sola.

- Tienes razón. – se inclinó para besar sus labios. – Venga nena, quiero ver como golpeas fuerte este saco de boxeo.

Lo agarró con las manos y se lo ofreció a _______. Ella le dio un par de golpes. Justin se rió.

- Más fuerte, ¿Eso es lo único que sabes hacer? – dijo divertido.

_________ se cabreó. Justin sabía cómo picarla lo sabía perfectamente. Se alejó un par de pasos y le dio otra dura patada. La cadena que aguantaba el saco de boxeo se saqueó con brutalidad.

- Dios mío, le diré a Snade que te contrate. – sonrió Justin.

- No gracias, ya tengo suficiente con mi clínica. – le guiñó el ojo a Justin y cogió la cantimplora de él, dando un par de tragos.

- ¿No te lo imaginas? Trabajar juntos, tu y yo…

- Te echarían y se quedarían conmigo. – se burló ________.

- ¿Perdona? – Justin pareció ofenderse.

- Es broma cariño… - se giró y se fue hacia la puerta. – Voy a duchar a la niña, ya son las ocho y aun tiene que cenar… y ponerse a dormir. – suspiró.

- ¿Te he dicho alguna vez que eres la madre perfecta para mis hijos?

________ arqueó la boca.

- No… - mintió, poniendo una expresión de decepción.

- Mentirosa… - Justin se mordió el labio – verás cuando te coja… te castigaré por decir mentirosillas…

_________ sonrió, negando con la cabeza. Desapareciendo por la puerta, dedicándole un último meneo de caderas.


Justin entró en la habitación. Frotándose la cabeza con fuerza, con una toalla, ya algo húmeda por su propio pelo. Solo llevaba puesto el pantalón del pijama. Y sin nada debajo. Creía que era mucho más cómodo. Se encontró con una imagen enternecedora. Naiara estaba tumbada encima de ________, con un libro en las manos. La caperucita roja. Lo ojeaba, giraba las páginas con sus pequeñas manos, mientras que __________, se había quedado dormida.

- Venga, Nai… - susurró Justin. – vamos a la cama.

La cogió con cuidado, para no despertar a __________ y se la llevó hacia su cuarto.

- Papá, léeme… - le dijo alcanzándole el cuento.

- ¿No te lo leyó ya mamá?

- Sí, pero yo quiero que lo hagas tu ahora. – dijo sentándose en la cama.

- Pero luego te pones a dormir, ¿eh? Que ya es tarde.

Le sonrió, acariciándole el pelo y ella sonrió.

- Pero mamá siempre me hace una trenza antes de ir a dormir. Yo quiero una trenza, si no, no. – dijo mirando a Justin.

- Eh… bueno, intentaré hacértela yo. – sonrió, cogiendo el libro. – Vamos a ver… - aclaró su voz y empezó a leer.

- No, no lo haces bien. – dijo Naiara haciendo puchero.

- ¿Cómo que no? – Justin arqueó una ceja.

- Mamá pone voces.

Justin se quedó pensando. Ahora tenía que poner vocecitas a los personajes.

- Mamá, mamá, voy a casa de la abuelita. – dijo Justin poniendo una voz aguda. – Pero ten cuidado, mi hija, por aquí vive el lobo feroz… - Naiara se reía. Justin sonrió a su vez y siguió explicándole el cuento, que su pequeña escuchaba con atención. –
Abuelita, ¿y por qué tienes estos ojos tan grandes?

- Es el lobo, papá, no dejes que se coma a Caperucita. – dijo Naiara poniéndose las manos en la cabeza.

Justin se rió, y siguió contando el cuento.

- Ahora Justin va al rescate. – sonrió Naiara.

- ¿Justin?

- Si, mamá y yo le pusimos tu nombre al cazador. – Naiara hizo una cara graciosa.

- ¿Por qué? – se extrañó Justin, divertido.

- Porque tú la protegiste a ella, como el cazador a Caperucita. – sonrió, coqueta y siguió mirando, distraída, los dibujos del cuento.

Justin negó con la cabeza. ________, siempre ________ con sus cosas únicas y inimaginables. Pero ese simple hecho, hizo que recordara el principio de la historia de los dos. Lo mucho que había cambiado, gracias… o a causa de ella. Y todo lo que le había dado, todo lo que la amaba.

- Venga, Nai, para la cama.
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aiara se rió y negó con la cabeza, bajando de la cama.

- Eh, ¿Dónde vas? – dijo Justin siguiéndola.

Naiara apareció con un cepillo y una goma rosa, con un osito en uno de sus laterales.

- La trenza… - sonrió ella dándole el cepillo. Justin suspiró y la cogió con un brazo de nuevo, llevándola hacia su cuarto.

Observó la habitación, espaciosa. Y cuando él y __________ la habían decorado, pensando en su pequeña. Las paredes, de un color lila claro que contrastaban con los cuadros que habían escogido juntos. Igual que la cama, con unas sabanas de Hello Kitty. Justin en su momento pensó que eran cursilerías, pero cambió de opinión, al ver… al ver como __________ lo escogía todo con pura ilusión. Era una mujer sorprendente, única, inmejorable. Suya.

- ¿Papá? – dijo Naiara, pasándole la mano por una de sus mejillas.

- Eh, si… es que estaba…

- Ya, pensando en tus cosas. – se rió la pequeña.

- Por tener cuatro años, sabes demasiado, ñaja. – Justin la solía llamar así, para molestarla. Ya que era la abreviatura de pequeñaja y a Naiara no le gustaban ni una cosa ni otra. Su hija le enseñó la lengua.

Justin se rió y la acostó en la cama. De espaldas a él. Se sentó, encima de su pierna doblada, buscando una postura cómodo y dejó la goma del pelo a un lado. Cepilló la melena de Nai.

- Ya tienes el pelo muy largo. – sonrió Justin, desenredando la melena, de un color chocolate oscuro, como el suyo, pero largo y ondulado, como el de ________.

- Mamá también. – rió echándose para atrás y así quedando apoyada en la rodilla de Justin.

- Te pareces a ella… - sonrió y volvió a ponerla bien. – Va, que si no, no te hago la trenza ¿eh?

- Papá… - Naiara jugueteó con una de sus Barbies.

- ¿Cariño?

- ¿Por qué dices que me parezco a mamá?

- Porque eres igual de hermosa que ella.

Justin terminó de entrelazar los mechones de pelo y colocó la goma, al final de la trenza.

- Venga, mi niña, a dormir. – dio una palmadita en su pequeño trasero, Naiara se rio y corrió a esconderse debajo de las sabanas. Luego asomó sus grandes y oscuros ojos para ver a Justin.

Él se rió y le dio un beso en la frente.

- Buenas noches, mi amor.

- Buenas noches papá. – Dijo Nai, poniéndose de lado. – Deja la puerta con una raya de luz. – sonrió.

- ¿Cómo?

- Mamá sabe. – dijo inclinándose de nuevo. – con una raya de luz. – Justin entendió, quería decir que la dejara entreabierta. Aún así, le parecía hermoso, todo lo que Naiara estaba aprendiendo… por su madre.
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