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sábado, 8 de septiembre de 2012

Protegeme capitulo: 04



Untitled


__________ intentaba dar patadas, pero Justin la tenia cogida por los muslos, encima de su hombro. 


- Estate quieta muñeca, no me gustaría tener que abusar de mi fuerza. – pero ella no hizo caso. Justin le dio un cachete en una de las nalgas, cubiertas solo por aquellas excitantes braguitas negras. Ella abrió los ojos y paró de patalear en el pecho de Justin – Veo que me entendiste. –

Sonrió y la dejó con cuidado en el copiloto. __________ lo miraba con lágrimas en los ojos, de los nervios, de la rabia, de todo .Justin se puso las gafas de sol y metió las llaves por el cerrojo del coche. Le echó un último vistazo a ________. 


- No me llores ¿eh? – dijo negando con la cabeza - ¿confío de que te puedo desenmordazar? Ella asintió rápidamente .Justin le quitó la mordaza. __________ respiró hondo y profundamente. Justin arrancó el coche, sin una simple sonrisa, ni siquiera una tierna mirada. Frio como él sabía ser. __________ lo observó. La chaqueta de cuero le daba un aire supererotico, arrapado a sus musculosos brazos, igual que ese jersey negro en sus abdominales. Los pantalones, ni estrechos ni anchos daban mucho a la imaginación, aun que ella ya sabía el par de piernas que escondían. Y las botas a lo militar, terminaban de rematar la virilidad de aquel personaje. Se sonrojó sin saber por qué. Vio el pantalón rasgado, y como de él salía sangre sin cesar. 

- Te sangra la pierna. – dijo moviéndose en su asiento, como señal de que la desatara.

- Ya estoy acostumbrado. Esto es solo un rasguño.

- ¿Un rasguño? Quizás hacen falta puntos y todo… - _________ consiguió desatarse las manos y se inclinó, ante la pierna de Justin. 

- Eh, ¿Qué coño haces? Quieres que tengamos un accidente…

- Cállate. – le ordenó ella. Justin por primera vez se sintió dominado.

¿Por qué?Él era el que dominaba a las mujeres, nunca al revés. Y aquella mujer lo había hecho callar.

– Estudié algo de primeros auxilios.

Le subió el pantalón a Justin, mientras apoyaba la frente a la rodilla derecha de él. Se mojó un par de dedos con saliva y mojó la herida. A Justin le escoció esa herida. Se tensó y en su cara se expresaba dolor. Aunque no para todos pareció ser dolor… Un policía le mandó que parase.

- Bueno, pero que tenemos aquí. – dijo cuando Justin bajó la ventanilla y__________ se volvió a incorporar en su asiento, habiendo cubierto la herida de Justin con un pañuelo – le curo la herida en plena carretera. 

- No, agente, no es lo que parece. – se intentó disculpar __________. 

- Claro, nunca es lo que parece. – la miró, comiéndosela con los ojos, ya que la chica solo iba cubierta por ropa interior. Justin se percató y le lanzó su chaqueta de cuero a__________. Ella se tapó rápidamente. 

- Agente… 

- Nada de peros ni quejas. – sonrió – espero que haya disfrutado, señor…

- Justin. Justin Bieber– dijo Justin pasándose la mano por el pelo – aunque se equivoca.

- Ya claro… - sonrió de nuevo – por esta vez solo serán doscientos dólares, porque la señorita también iba desabrochada. 

Justin sacó su billetera y haciendo de la multa que le dio el policía, una bola tirada en el maletero del Lamborgini, pagó de mala gana. Asegurándose de que esta vez________ se abrochaba, arrancó de nuevo. 

- Lo siento… - murmuró ________, apenada por el gasto. – No debí moverme. 

- No, no debiste. – dijo Justin gruñendo. – podríamos haber tenido un accidente. 

__________ se sorprendió.

- Pero no me refiero a eso… a la multa…

- Por eso no te preocupes. No es nada. 

- Si lo es...

- ¿Tienes que tener siempre la última palabra? – dijo Justin mirándola por encima de las gafas de sol.

Ella no dijo nada más, volvió la mirada hacia la ventanilla. Justin se fijó en la deliciosa comisura de sus rosados labios. Y como desearía que el policía hubiera tenido la razón.

_________ se sonrojó. En cambió observó a Justin por el rabillo del ojo. Él no estaba ruborizado, para nada. Después de la acusación del policía... se imaginaba ¿y si aquello hubiera sido cierto?. Sin pensarlo, se aferró más a la chaqueta de Justin. Olía bien, olía a hombre, mezclado con un perfume viril y exquisito.

- ¿A dónde vamos? – preguntó ________ pensativa.

- A una casa que tengo en mi cala privada. – dijo orgulloso. ________ supo que a aquel individuo que la había raptado le sobraba el dinero.

- ¿Por qué no me llevas a mi casa y olvidamos lo sucedido? – suspiró – yo como si no te hubiera visto nunca.

- Nena, eso es imposible. – en su rostro se dibujó una sonrisa espectacular. La ronca voz estremeció la espina dorsal de __________, produciéndole un delicioso escalofrió. – Además, los secuaces de Alex, una de las bandas de una mafia rusa, te estarán buscando, ahora que ya has tenido trato con él.

- ¿Pero por qué? Yo no hice nada.

- Bastó con las relaciones que tuviste con Alexander Donovan, para que te involucraran con él. Ahora eres tú a la que buscan. Son así de sádicos... – Justin tragó saliva, a ________ le extrañó, y con un hilo de voz terminó la frase – los rusos...

A ________ se le llenaron los ojos de lágrimas.

- No me llores, ya te he dicho que no me gustan las lágrimas. – Dijo Justin entrando en un gran subterráneo donde había un BMW plateado, igual de bonito que el caro Lamborgini. – Conmigo estás a salvo, mi jefe me encomendó que te protegiera e intentara sacar de ti más información sobre la mafia de Donovan. Y así lo haré.

Salió del coche y se dirigió al copiloto. _________ se había olvidado de todo, hasta de desabrocharse los pies. Justin abrió la puerta y al ver que aun seguía con la cuerda se agachó y se la desabrochó. ________ se sonrojó al sentir la respiración de la boca de
Justin chocando contra su muslo. Pronto la cuerda cayó al suelo.

- Habrá un par de normas. – dijo Justin, estricto – No intentaras huir, a no ser que quieras que te maten – rió – Aunque es prácticamente imposible, el acceso aquí es muy difícil hay muchas armas de protección contra personas alienas. Esta enorme cala es mía, todo lo que tiene me pertenece a mí. – la miró – Ahora tú estás incluida a la lista.

- No te pertenezco – musitó ________.

- Ahora sí. Estas en mi propiedad, eres de mi propiedad. – la miró – prométeme que por tu seguridad no saldrás de la isla.

________ agachó la mirada.

- ________. – la primera vez que decía su nombre. Y fue como el mejor de los roces, su piel se erizó.

- Bueno... – dijo con énfasis en la segunda vocal.

- ________. – volvió a repetir con más seriedad – si te pasa algo yo seré el responsable. 

- De acuerdo… - suspiró - ¿Hasta cuanto tendré que quedarme aquí?

- Hasta que encontremos a los secuaces de alex que van a por ti. – empezó a caminar hacia una puerta – O los mataran mis compañeros… - la miró sonriendo – o vendrán y me cargaré a los siete secuaces de Donovan, uno por uno.

_________ tuvo otro escalofrío. Justin era un tipo duro, no le importaba matar a la gente.

- ¿Te gusta tu trabajo? – dijo ________ con expresión preocupada.

- ¿Te refieres a matar a la gente? – entró en el ascensor, cogiendo del brazo a
________. - ¿O a ser un agente secreto?

- A lo primero…

- No gusta nunca matar a la gente, a no ser que seas uno de esos terroristas, que siguen matando aunque les cueste la vida a ellos.

_________ observó los limpios trechos de su cara. Era guapo… no, guapísimo. Unos ojos color miel almendrado claros y penetrantes, que clavaban la vista al vacio, una nariz recta y unos labios generosos. Justin le pilló la mirada con la suya. Ella agachó la vista enseguida. Él sonrió.

- ¿Qué mirabas? – dijo gracioso. El simple tono de frialdad con la que la trataba antes desapareció.

- Na…nada.

- ¿Te gusto? – preguntó sin más, abriendo los brazos. - ¿te gusta esto, muñeca? 


________ no pudo evitar morderse un labio.

- Me deseas. – sonrió Justin– deseas mi cuerpo ¿verdad?

En ese momento se abrieron las puertas. __________ salió rápido de allí, más roja que un tomate. Justin era un creído. Un creído con el cuerpo de Dios griego. Y la cara de ángel. Topó con algo.

- Perdón. – masculló, aun con la imagen de Justin abduciendo su mente.

Un hombre apuesto, fuerte, de rasgos germánicos, rubio y con pequeños pero preciosos ojos azules yacía estático en frente de ella.

- Perdóneme a mí, señorita… - se inclinó para besarle la mano.

- Bueno, ya, ya… cursileras. – dijo Justin poniéndose entre medio –Él es Kellen, un compañero mío, el cual me debe una muy gorda y de momento le dejo que se ocupe de esta casa… pocas veces vengo. Muy pocas. Y ella es ________.

- ¿La de Dovone? – dijo el supuesto alemán sonriendo y mostrándose aun más guapo.

- Y dale, que no tengo nada que ver con Alexander. – dijo ________ cruzándose de brazos.

Tenía enfrente a un hombre salido del propio infierno y a otro caído del cielo. Los dos supuestos agentes de la misma agencia, con habilidades y fuerza bruta. El cuadrado alemán se la quedó mirando, descaradamente.

- Alex se habrá puesto las botas – dijo centrando sus ojos en sus muslos desnudos.

- Ya basta, Kellen. – le dijo Justin. – ella dice que no ha tenido ninguna relación con Alex.

- Entonces, que desperdicio. – sonrió relamiéndose.

- Oh dios, quiero irme a mi casa ¡ya! - ________ se echó el pelo hacia atrás, abriendo la chaqueta de nuevo, sin querer y dejando ver sus pechos cubiertos por el sujetador negro. Los dos hombres se la quedaron mirando.

Era un peligro, un verdadero peligro, dos hombres que rebosaban de testosterona, con una sola mujer encerrada en aquella casa de la Isla o cala de Justin.

- Será mejor que te calmes.

- Si, será mejor que me tome una ducha… - dijo bufando - ¿Tienes?

- ¿Por quién me tomas? Tengo hasta piscina. – masculló Justin– Primera puerta a la izquierda. Ahora te traigo las toallas y algo de ropa… - la miró de arriba abajo – aun que con el tipito que tienes mi ropa te irá grande… tendré que comprarte algo, aun no sabemos el tiempo que te pasaras aquí.

_________ asintió y se dirigió a la ducha, dejando caer antes la chaqueta, dejando ver un trasero deseable y unas buenas piernas, moviendo las caderas. Dejando a Justin aturdido – y eso que para mujeres, él había visto de todo tipo -, aquello lo ponía, aquella mujer lo excitaba, más de lo que pudiera llegar a pensar.

Justin fue a coger una de sus camisas viejas. También cogió unos pantalones cortos, aunque a _______ le irían como unos piratas. Una toalla de cuerpo.

Mujeres… ¿una ducha en medio de toda esta mierda? Eso es lo último que me gustaría a mí en este momento de presión.

Abrió la puerta del baño, sabiendo que _______ ya estaba dentro de la ducha, con el agua tibia recorriendo su cuerpo. Justin pensó que no le importaba, había visto muchas –demasiadas – mujeres desnudas en toda su vida, y ya no le sorprendía nada. O eso es lo que pensaba él antes de entrar en el cuarto de baño.

- Te lo dejo aquí. – dijo dejándolo en la encimera.

- Ok… - la voz de ________ parecía tan relajada y excitante que Justin no pudo evitar sonreír.

Levantó la tapa del wáter, se bajó el cierre y se dispuso a orinar. Cuando _________ lo escuchó asomó la cabeza por la cortina.

- ¿Qué haces? – dijo molesta.

- ¿Orino? – dijo él con énfasis, y dejándoselo ver todo.

- Mierda Justin , no podrías esperarte…

- ¿Y me hago encima, guapa? - ________ se ruborizó.

Sin querer discutir más se metió de nuevo, tapándose con la cortina. Justin se dispuso a salir, pero vió que la cortina de la ducha no cubría del todo, había un sitio que no tapaba. Se apoyó en la puerta y observó a _________ enjabonándose. Estaba agachada, con todo su hermoso trasero desnudo a la vista. Justin no apartó la vista de ella.
Resiguió la mirada, por su estrecha espalda, por las torneadas piernas. Todo brillante por el agua. Jodidamente excitante, más que una película porno de Jenna Jameson. __________ se incorporó de nuevo. Echó champú en sus manos y empezó a frotarse el pelo. Cerrando los ojos para que no el entrara el jabón, se puso de perfil, debajo del chorro de agua.

- Madre mía… - masculló Justin fijándose en su plano vientre, subiendo hasta la vista que tenia de sus perfectos pechos, sus oscuros pezones de punta.

Se fijó en su pubis, depilado. Justin sintió algo que nunca había sentido. Nunca lo había puesto -ni gustado- tanto ver una mujer desnuda, y más, sin hacer siquiera nada. Su pene empezó a latir con brutalidad, se endureció contra los pantalones. Quería liberarlo, quería quitarse la ropa, meterse en su bañera con esa diosa afrodisiaca y follarla sin compasión. Antes de hacer una locura semejante, Justin se retiró, ajustando la puerta, dejando que _________ se duchara tranquila. Ahora el problema era como iba a bajar aquella enorme erección, si lo que más le confortaría es que _________ se abriera de piernas para él – y solo para él – y dejara que se desahogara en sus entrañas, mientras ella gritaba su nombre una y otra vez, gozando como nunca, mientras él se hundía completamente en su torneado cuerpo.

- ¿Qué te pasa? – se rió su compañero Kellen, al verlo tan agitado.

Justin bufó. Siempre se lo contaban todo, hasta las aventuras con las chicas.

- Hace mucho, mucho tiempo que no te veo ruborizado, amigo. – Retomó Kellen.

- Lo sé. Hasta yo me sorprendo a mi mismo – Dijo Justin parpadeando para que se le fuera la tontería.

- ¿Entonces? ¿Has visto a Elsa Pataki desnuda o algo así?

- Lo que he visto le da mil vueltas a la Pataki. – masculló Justin riendo.

- No puede ser.

- Asómate por la puerta del baño y lo compruebas tu mismo. – le sugirió Justin.

- Oh dios, ¿espiando a tu clienta?

- No es mi clienta, es un caso…

- Da igual… ¿te pone, eh? No está mal.

- ¿Qué no está mal? – espetó Justin – Bueno, dejemos el tema…

- ¿Qué pasa? Siempre te gusta opinar sobre las mujeres conmigo.

- Lo sé, pero no… de clientas o casos o testigos…

- Temes que pase lo mismo que pasó con Milena. – No fue una pregunta, fue una afirmación. Justin no dijo nada, pero eso mismo lo delató. – No tiene por qué…

- Lo sé, pero desde entonces… he aprendido la lección, nada de acostarse con la faena…

- Tomate un descanso. – suspiró Kellen – Lo necesitas. Y si no lo haces tú – se rió – pronto me veras a mi entre sus piernas.

El apuesto alemán se levantó y se fue riendo, hasta su habitación. _________ apareció entonces. Con el pelo mojado y solo con el jersey de Justin que le llegaba un poco por encima de las rodillas.

- ¿Qué tal la ducha? – se atrevió a decir Justin.

- Muy, muy bien. – dijo estirándose y mostrando algo más del muslo – estoy súper relajada.

Pues, si supieras que tan tenso estoy yo, muñeca...

- ¿Tienes algo para beber?

Justin arqueó una ceja.

- Acabas de llegar aquí y, ¿ya pidiendo? – masculló.

- ¿Qué quieres? Tengo sed… y ya sabes que hacer, sé que no te caigo bien. – le dijo mirándolo con ojos de niña inocente – Y sé que no me quieres aquí, que es solo por tu… trabajo. Pero solo tienes que meterme en tu precioso auto y devolverme a la ciudad.

- No haré eso. ¿Para que? ¿Para que te maten? – dijo con una sádica sonrisa – Entonces no cobraría por este caso, eso es algo que es imposible.

________ suspiró y se dirigió hacia la nevera.

- Te importo solo por el dinero ¿cierto?- pregunto irritada-

- Claro. No sabes el dinero que gano en mi faena, por algo tengo todo esto. – abrió los brazos – Y si tengo protegida una testigo como tu… - puso los ojos en blanco. – Además, arriesgo también mi vida en este trabajo.

- Es lo que tú elegiste.-dijo sin interés-

Justin la miró serio. Mal, frio, como él era. Nada de sentimientos, nunca.

- ¿Tienes que tener siempre la última palabra? – preguntó retóricamente.

- Si. – le contestó, enfadándolo, dando un trago a un jumo de piña. Justin observó cómo se relamía los deseables labios.


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Listo..... espero que comenten.... gracias por sus twetts de verdad mil gracias :*