
- ¿Ya saben que van a tomar? – dijo con un acento realmente italiano el joven camarero.
Justin asintió, cerrando la carta.
- Tráiganos el mejor vino de la casa para acompañar en carne. – miró a
__________. – Yo quiero un Carpaccio di filetto. – A ________ le fascinó ese intento italiano. Era hermoso. - Y mi esposa... – se detuvo, sonriéndole a _______. – Quiere un Provolone.
- De acuerdo. Ahora les traigo el vino mientras se hace la comida. – se inclino como modo de salutación y desapareció adentrándose en la cocina.
- ¿Por qué? – preguntó ___________ asombrada.
- ¿Por qué, que? – dijo Justin, haciéndose el tonto.
- ¿Por qué me llamaste lo de tu esposa?
- Supongo que queda un poco mal decir ‘mi amante’ ‘mi novia’. Lo que sea, además, tu y yo ya parecemos una verdadera pareja. – dijo acariciando su brazo.
- Eres demasiado.
- Te amo. – dijo Justin en una sonrisa.
- Y siempre me sorprendes cuando menos me lo espero. - ________ suspiró. – eres lo mejor que me ha pasado. – dijo mirándolo enamorada.
- Y tú a mí. – Justin le guiñó el ojo, coqueto. __________ no lo pudo encontrar más adorable. Quería apartar las copas, los cubiertos y besarlo allí mismo, voraz. Cuando algo culminó su mente.
- Tengo que contarte algo… - suspiró – más bien consultártelo.
- Lo que sea, ya sabes. – terminó entrelazando sus dedos con la mano de ____________. - ¿Te he dicho que te has puesto muy guapa?
__________ se había puesto un minivestido gris, su campera aviadora corta de cuero y de color negro y unas botas mosqueteras del mismo color.
- Tu también. – Justin iba con su chaqueta de cuero que le quedaba tan sexy… un jersey que se adornaba con dos botones al cuello, de color vino, y unos pantalones negros, terminando con unas bambas Adidas blancas. – tendré que ponerme a tu altura ¿no?
- Siempre lo estás. – entrecerró los ojos. Precioso, pensó __________. – Al contrario, soy yo quien tiene que estar a la tuya.
- No seas tonto. – musitó ella.
- ¿Qué tenias que decirme? – dijo Justin, jugueteando con su pulgar en la palma fría de la mano de ella, mientras que los otros dedos seguían entrelazados. Se dio cuenta de que llevaba las uñas pintadas de un granate oscuro que aún afeminaba más sus delicadas manos.
- No te enfades, por favor. - ¿Pero por que se tenía que enfadar? Se preguntó por unos instantes. Oh, solo porque metes a su jodida ex novia en casa, durante Dios sabe cuánto tiempo. – Prométemelo. – le pidió.
- No te puedo prometer nada. – la cara de __________ se tensó al escuchar eso
– Pero te aseguro que enfadarme contigo sería difícil.
- No tanto.
Justin esbozó una sonrisa juguetona.
- Venga, ¿Tan grave es?
________ inclinó la cabeza.
- Contéstame tu. – inspiró y expiro. Sentía el suave roce tranquilizador de la mano de Justin en la suya. - ¿Dejarías… que tu ex novia se quedara por unos días en casa?
- ¿A cuál de mis ex novias te refieres? – dijo Justin alzando una ceja, gracioso. – Porque a la mayoría contestaría que no.
- A Milena. – dijo __________ mirando la expresión de la cara de Justin.
- Has ido a elegir la peor de todas. – Justin negó con la cabeza – No, definitivamente no la quiero en mi jodida casa.
- Justin…
- No, ________. ¿Querías consultármelo? La respuesta es: no. No sabes cómo es ella, es el diablo en persona.
- Ha cambiado. – dijo __________. Justin apartó su mano, dejó de acariciarla para cruzarse de brazos, imponente. – Esta mañana he estado hablando con ella. – le explicó – es una buena chica, ha cambiado. Tiene sus problemas y me lo pidió. Dice que soy la única persona en la que puede confiar.
- Es una grande mentirosa.
- Se me puso a llorar.
Justin se pasó la mano por el pelo, despeinándose, de una forma muy sexy.
- Solo te pido que la dejes quedar unos pocos días. No sé porque te pones tan negativo, entre tú y ella ya todo acabo ¿no es así?
- ¿Te recuerdo la escena de hace unos meses en tu clínica? Porque fue ella la que se me lanzó.
- Porque no sabía que tu y yo estábamos juntos. Ahora si lo sabe.
- Es una cerda.
- Justin, ella ya no está por ti, o eso parece. Y definitivamente, tu no sientes nada por ella. – lo miró fijamente. - ¿O si?
- Claro que no. – dijo él decidido. – Solo tengo ojos para una persona, y esa…
- Es la puta de PlayBoy. - ________ se había acostumbrado a llamarla así. Rió.
- No. – dijo Justin enfadado. - ¿Me lo vas a remarcar de por vida?
- Puede. - ________ negó. – sabes que no, mi niño… pero me hace gracia.
- Sí, pero en tu momento cogiste el cabreo del siglo. – suspiró. - ¿Dónde estaba? La muñequita de mis ojos eres tú. – dijo sonriéndole. – todo lo demás quedó atrás. Solo son recuerdos inútiles.
- Eso espero. – suspiró.
- ¿Confías en mí?
- Más que en nadie. – abajó la mirada. – por eso deberíamos dejar a Milena estar unos días en casa. Tengo la fe necesaria como para saber que no pasará nada.
Justin asintió.
- Entonces… que se quede. Pero solo unos días. – volvió a alborotarse el pelo, nervioso. – A la mínima, se irá a la puta calle. - __________ asintió, conforme.
— ________ inclinó la cabeza.
- Contéstame tu. – inspiró y expiro. Sentía el suave roce tranquilizador de la mano de Justin en la suya. - ¿Dejarías… que tu ex novia se quedara por unos días en casa?
- ¿A cuál de mis ex novias te refieres? – dijo Justin alzando una ceja, gracioso. – Porque a la mayoría contestaría que no.
- A Milena. – dijo __________ mirando la expresión de la cara de Justin.
- Has ido a elegir la peor de todas. – Justin negó con la cabeza – No, definitivamente no la quiero en mi jodida casa.
- Justin…
- No, ________. ¿Querías consultármelo? La respuesta es: no. No sabes cómo es ella, es el diablo en persona.
- Ha cambiado. – dijo __________. Justin apartó su mano, dejó de acariciarla para cruzarse de brazos, imponente. – Esta mañana he estado hablando con ella. – le explicó – es una buena chica, ha cambiado. Tiene sus problemas y me lo pidió. Dice que soy la única persona en la que puede confiar.
- Es una grande mentirosa.
- Se me puso a llorar.
Justin se pasó la mano por el pelo, despeinándose, de una forma muy sexy.
- Solo te pido que la dejes quedar unos pocos días. No sé porque te pones tan negativo, entre tú y ella ya todo acabo ¿no es así?
- ¿Te recuerdo la escena de hace unos meses en tu clínica? Porque fue ella la que se me lanzó.
- Porque no sabía que tu y yo estábamos juntos. Ahora si lo sabe.
- Es una cerda.
- Justin, ella ya no está por ti, o eso parece. Y definitivamente, tu no sientes nada por ella. – lo miró fijamente. - ¿O si?
- Claro que no. – dijo él decidido. – Solo tengo ojos para una persona, y esa…
- Es la puta de PlayBoy. - ________ se había acostumbrado a llamarla así. Rió.
- No. – dijo Justin enfadado. - ¿Me lo vas a remarcar de por vida?
- Puede. - ________ negó. – sabes que no, mi niño… pero me hace gracia.
- Sí, pero en tu momento cogiste el cabreo del siglo. – suspiró. - ¿Dónde estaba? La muñequita de mis ojos eres tú. – dijo sonriéndole. – todo lo demás quedó atrás. Solo son recuerdos inútiles.
- Eso espero. – suspiró.
- ¿Confías en mí?
- Más que en nadie. – abajó la mirada. – por eso deberíamos dejar a Milena estar unos días en casa. Tengo la fe necesaria como para saber que no pasará nada.
Justin asintió.
- Entonces… que se quede. Pero solo unos días. – volvió a alborotarse el pelo, nervioso. – A la mínima, se irá a la puta calle. - __________ asintió, conforme.
Milena entró cargando las maletas.
- Deja, ya te ayudo. – dijo Justin, refunfuñando. Y cogió las dos maletas enormes de ruedas como si nada. Sus músculos se tensaron.
- Creo que no soy muy bienvenida por tu parte.
- Escucha, si hago esto es por __________. No sé que mier.da le has dicho que le caigas bien.
- No le he dicho nada, simplemente soy yo misma. Por eso le agrado, de la misma manera que te agrade a ti. Hasta llegar a enamorarnos. – le guiñó un ojo.
- Yo no me enamoré de ti. Y tú de mi tampoco. Si no, no te hubieras ido de esa manera, haciéndome pensar que estabas muerta.
- No lo hice por gusto. Lo tenía que hacer.
- ¿A sí? – Dijo Justin, intentando parecer sorprendido. – Mira, dejemos el tema, lo hecho está hecho, ya no hay nada más que hablar sobre lo que pasó entre tu y yo.
Será mejor que los días que estemos aquí nos llevemos algo mejor. – Milena se inclinó, tan peligrosamente, que a Justin se le aceleró el corazón.
- Gracias por acogerme. – y le dio un suave pico.
- Apártate. – gruñó Justin, dándose la vuelta y hiendo hacia la habitación de invitados. – no vuelvas a hacer eso, si no te hecho a patadas de mi casa.
- Cuidado. – dijo Milena, irónica. – que viene el matón.
Justin la miró mal. Luego se relajó al ver la misma cama donde había tenido un sexo magnifico hacía nada, con ___________. Sonrió al saber que Milena dormiría allí, sin saber lo que había pasado.
- Esta es tu habitación.
Milena la observó de arriba abajo.
- Confortable.- sonrió y pasó. – puedes dejarme las maletas aquí mismo. – lo dijo en un tono imperativo que a Justin no le gustó nada.
- Toma anda. – Dejó ir las grandes maletas. – intenta que no sea un total caos esto.
- ¿No sabes que yo soy muy ordenada? – sonrió – no se tu querida novia como será, pero sabes que yo siempre cuido bien las cosas, lo que es de otros, pero sobretodo lo mío. – quizás eso lo dijo en un sentido literal, mirando a Justin. Como si él entrara en esas cosas.
Él negó con la cabeza y se fue hacia su habitación. Ya eran las once de la noche y solo quedaba un día para marchar hacia Galesnjak, Croacia.
- ¿Qué tal está Milena? – dijo ________ en cuanto lo vio entrar.
- Demasiado bien, creo yo. ¿Seguro que es buena idea irnos y dejarla sola?
- No te preocupes, Justin. – la voz de Milena apareció al otro lado de la puerta.
Los observaba a los dos. Una chispa de envidia saltaba a la vista que yacía en sus ojos.
¿Pero por qué? – ya hablé con ___________; creo que ella mantiene la mínima confianza como para saber que no haré nada malo en o con su casa.
- Si, Justin, ¿qué podría pasar? ¿Qué montara una fiesta descomunal? Milena no conoce a casi nadie aquí en Estados Unidos.
Justin no dijo nada más. Aun que seguía no muy convencido.
- Deja, ya te ayudo. – dijo Justin, refunfuñando. Y cogió las dos maletas enormes de ruedas como si nada. Sus músculos se tensaron.
- Creo que no soy muy bienvenida por tu parte.
- Escucha, si hago esto es por __________. No sé que mier.da le has dicho que le caigas bien.
- No le he dicho nada, simplemente soy yo misma. Por eso le agrado, de la misma manera que te agrade a ti. Hasta llegar a enamorarnos. – le guiñó un ojo.
- Yo no me enamoré de ti. Y tú de mi tampoco. Si no, no te hubieras ido de esa manera, haciéndome pensar que estabas muerta.
- No lo hice por gusto. Lo tenía que hacer.
- ¿A sí? – Dijo Justin, intentando parecer sorprendido. – Mira, dejemos el tema, lo hecho está hecho, ya no hay nada más que hablar sobre lo que pasó entre tu y yo.
Será mejor que los días que estemos aquí nos llevemos algo mejor. – Milena se inclinó, tan peligrosamente, que a Justin se le aceleró el corazón.
- Gracias por acogerme. – y le dio un suave pico.
- Apártate. – gruñó Justin, dándose la vuelta y hiendo hacia la habitación de invitados. – no vuelvas a hacer eso, si no te hecho a patadas de mi casa.
- Cuidado. – dijo Milena, irónica. – que viene el matón.
Justin la miró mal. Luego se relajó al ver la misma cama donde había tenido un sexo magnifico hacía nada, con ___________. Sonrió al saber que Milena dormiría allí, sin saber lo que había pasado.
- Esta es tu habitación.
Milena la observó de arriba abajo.
- Confortable.- sonrió y pasó. – puedes dejarme las maletas aquí mismo. – lo dijo en un tono imperativo que a Justin no le gustó nada.
- Toma anda. – Dejó ir las grandes maletas. – intenta que no sea un total caos esto.
- ¿No sabes que yo soy muy ordenada? – sonrió – no se tu querida novia como será, pero sabes que yo siempre cuido bien las cosas, lo que es de otros, pero sobretodo lo mío. – quizás eso lo dijo en un sentido literal, mirando a Justin. Como si él entrara en esas cosas.
Él negó con la cabeza y se fue hacia su habitación. Ya eran las once de la noche y solo quedaba un día para marchar hacia Galesnjak, Croacia.
- ¿Qué tal está Milena? – dijo ________ en cuanto lo vio entrar.
- Demasiado bien, creo yo. ¿Seguro que es buena idea irnos y dejarla sola?
- No te preocupes, Justin. – la voz de Milena apareció al otro lado de la puerta.
Los observaba a los dos. Una chispa de envidia saltaba a la vista que yacía en sus ojos.
¿Pero por qué? – ya hablé con ___________; creo que ella mantiene la mínima confianza como para saber que no haré nada malo en o con su casa.
- Si, Justin, ¿qué podría pasar? ¿Qué montara una fiesta descomunal? Milena no conoce a casi nadie aquí en Estados Unidos.
Justin no dijo nada más. Aun que seguía no muy convencido.
Justin observó la expresión de la cara de __________.
- Dios, esto es precioso… mi vida… - sonrió, y se acercó a él para agradecérselo con un beso. Aun que eso era poco, demasiado poco.
- Todo por ti… estas van a ser nuestras… - se quedó pensando – segundas vacaciones … las primeras de verdad – los dos rieron – y quiero que sean especiales…
aun que mi amor… cada momento que paso contigo es especial… - la cogió de las mejillas y presionó sus labios contra los de ella, impregnándose de su gloss con sabor a fresa.
____________ miraba fascinada la casa que Justin había alquilado. Eso le habría costado un paston. Él la rodeó por detrás y le besó la nuca, ya que ___________ llevaba una trenza lateral.
- Entonces, ¿te gusta, pequeña?
- Muchisimo. – sonrió y volvió a besarlo.
- Vas demasiado guapa. – dijo dándole una palmada en el culo.
- Voy normal.
- Demasiado guapa. – repitió Justin con ese rintintín suyo.
Y era verdad. A ella le gustaba vestirse bien, normal, comoda. Pero a la vez guapa, solo para él. Llevaba unos pantalones pitillo tejanos y unas camperas de tacón. Y la chaqueta con la capucha emplumada.
- ¿Entramos? A dentro encenderé la chimenea, ya verás que bien se estará. – mordió el lóbulo de la oreja de ___________ y ella se estremeció.
- Vamos.
Justin sacó unas llaves y abrió la puerta de entrada. ___________ aún quedó más fascinada por el interior.
- Esta casa es fantástica.
- Si quieres la compro y venimos aquí a pasar las vacaciones.
_________ lo miró boquiabierta.
- ¿Estás loco? Ya bastantes gastos tenemos con nuestra casa en Los Ángeles.
Además de que tienes una cala privada con esa casa… - __________ se sonrojó en pensar todo lo que había pasado allí.
- ¿Y qué? Pues bien que nos lo podemos permitir.
- Tú te lo puedes permitir, Justin. Yo tengo un oficio en el que cobro bien, muy bien para ser exactos, ya que tengo mi carrera y todo eso. Pero no estoy forrada como tú. – alzó una ceja y a Justin le pareció muy gracioso.
- Sabes que mi dinero también es tuyo.
- Demasiado que lo se. – dijo mirando hacia el suelo. – parezco una niña de papá de lo mimada que me tienes.
- No, no pareces una niña de papá. – la volvió a abrazar, pellizcando una de sus mejillas y viendo esos ojos, ligeramente maquillados, deliciosamente teñidos de un color precioso. – eres la niña de Justin. – Y ambos rieron.
- Eso, ni lo dudes.
- Dios, esto es precioso… mi vida… - sonrió, y se acercó a él para agradecérselo con un beso. Aun que eso era poco, demasiado poco.
- Todo por ti… estas van a ser nuestras… - se quedó pensando – segundas vacaciones … las primeras de verdad – los dos rieron – y quiero que sean especiales…
aun que mi amor… cada momento que paso contigo es especial… - la cogió de las mejillas y presionó sus labios contra los de ella, impregnándose de su gloss con sabor a fresa.
____________ miraba fascinada la casa que Justin había alquilado. Eso le habría costado un paston. Él la rodeó por detrás y le besó la nuca, ya que ___________ llevaba una trenza lateral.
- Entonces, ¿te gusta, pequeña?
- Muchisimo. – sonrió y volvió a besarlo.
- Vas demasiado guapa. – dijo dándole una palmada en el culo.
- Voy normal.
- Demasiado guapa. – repitió Justin con ese rintintín suyo.
Y era verdad. A ella le gustaba vestirse bien, normal, comoda. Pero a la vez guapa, solo para él. Llevaba unos pantalones pitillo tejanos y unas camperas de tacón. Y la chaqueta con la capucha emplumada.
- ¿Entramos? A dentro encenderé la chimenea, ya verás que bien se estará. – mordió el lóbulo de la oreja de ___________ y ella se estremeció.
- Vamos.
Justin sacó unas llaves y abrió la puerta de entrada. ___________ aún quedó más fascinada por el interior.
- Esta casa es fantástica.
- Si quieres la compro y venimos aquí a pasar las vacaciones.
_________ lo miró boquiabierta.
- ¿Estás loco? Ya bastantes gastos tenemos con nuestra casa en Los Ángeles.
Además de que tienes una cala privada con esa casa… - __________ se sonrojó en pensar todo lo que había pasado allí.
- ¿Y qué? Pues bien que nos lo podemos permitir.
- Tú te lo puedes permitir, Justin. Yo tengo un oficio en el que cobro bien, muy bien para ser exactos, ya que tengo mi carrera y todo eso. Pero no estoy forrada como tú. – alzó una ceja y a Justin le pareció muy gracioso.
- Sabes que mi dinero también es tuyo.
- Demasiado que lo se. – dijo mirando hacia el suelo. – parezco una niña de papá de lo mimada que me tienes.
- No, no pareces una niña de papá. – la volvió a abrazar, pellizcando una de sus mejillas y viendo esos ojos, ligeramente maquillados, deliciosamente teñidos de un color precioso. – eres la niña de Justin. – Y ambos rieron.
- Eso, ni lo dudes.
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