
Pero ___________ recordó una cosa.
- Aun que no estaré para estas fiestas, me voy dentro de tres días. – aclaró. –
Milena, si para entonces tu ya estás en mi casa, confío en que no harás ningúna travesura. – le guiñó el ojo.
- Oh, claro que no. – rió Milena. – Si, la verdad, es que si me das esta oportunidad, no voy a desperdiciarla, así que aprovecharé y trasladaré unas pocas cosas mañana mismo. Y menos voy a decepcionarte… No te merecerías eso, en serio, no se que haría.
Gracias por ser tan buena conmigo, __________. Yo intentaré serlo… y no, no haré ninguna travesura. – las dos rieron. - ¿Y dónde te vas?
- Justin… quiere que vayamos a Croacia, de vacaciones de Navidad.
- Qué bonito. – sonrió Milena, aun que sus ojos verdes se encendieron.
___________ no pudo distinguir muy bien lo que veía allí adentro, en ese color de prado fresco. Pero dedujo… que algo de envidia se escondían tras ellos. Eso la hizo vacilar.
¿Envidia? ¿Le daba envidia que estuviera con Justin? __________dejó correr esa oportunidad, y decidió optar por otra… que se alegraba por ella. – Cierto, Justin siempre ha sido detallista. – rió – pero solo cuando quiere, para cuando yo lo conocí era un hombre muy frio, parecía hecho de hierro.
- Yo pensé lo mismo. De veras, parecía una persona nula, sin sentimientos.
- Así que a ti y a mí ha sido a las únicas mujeres que les ha abierto el corazón de lado a lado. – dijo con una sonrisa sarcástica. __________ pensó que era cierto. Y le dio algo de rábia que no hubiera sido ella, la única. – pero está bien, espero que aprobecheis las vacaciones. – le devolvió el guiño de ojo y sonrió. - ¿Vamos? Invito yo.
___________ asintió y siguió a Milena hasta la salida. No pudo evitar mirar las esbeltas piernas a las que se aferraba la ropa. Finas, femeninas y bien, muy bien figuradas, terminando en unos pies completamente de mujer, y esos zapatos que la hacían aun más atractiva. Un culo respingón y bien puesto, y la melena, ahora ya no azabache, si no que de un color caoba precioso, caía por la parte trasera, encima de la chaqueta. Estaba segura que cualquier hombre querría acostarse con ella. Incluso Justin.
- Hola. – dijo, haciendo que sonara un eco en la casa. Nadie contestó.
Justin aun no habría llegado. Fantástico; tendría un tiempito para relajarse, ella sola.
Dejo el maletín lleno de papeles de la clínica y la chaqueta en el colgador de la entrada. Se fue hacia la cocina y cogió una cerveza. La abrió y dio un trago largo, dejando que el brebaje bajara a toda velocidad, impregnando su garganta de ese sabor agridulce. La volvió a dejar en la encimera. Se sintió mareada. ¿Por qué mierda le había hecho este favor a Milena? ¡Que se buscara un hotel! ¿Pero en su casa? En fin…
__________ se volvió a repetir las palabras de que ella estaría por la casa, y que Justin y ella estaban enamorados, y que nada podía volver a surgir entre él y Milena. Aun que tenía miedo. Ella era una amenaza. O no del todo eso, si no… ¿Cómo lo diría? Sabía que tenía buen tipo, buena cara, demasiado. Era… ¿Cómo una competencia?
Dios, no sabía que pensar.
Se metió al cuarto de baño y se desnudó, encendiendo la sauna junto con la ducha.
Pronto un vapor caliente empañó el cristal. Encendió la estufa de la bañera y se dispuso a entrar. Se relajó, dejando que los largos chorros de agua la mojaran y le recorrieran el cuerpo. Aun que seguía estando tensa. De veras, esas vacaciones que había preparado Justin le vendrían de maravilla. Cielos… él era tan… atento. Quería que la pasaran bien juntos, y para nada era aburrido. Era… perfecto.
De repente, algo que la rodeó por detrás. Ella gimió al sentir la suave caricia.
- Mmh… hola. – dijo, apoyando su cabeza en el torso de Justin.
- Hola nena… - él se inclinó para besarla - ¿pensabas darte una sauna sin mi? – se quejó.
- No estabas.
- Tuve que quedarme en la oficina de Snade, no sé qué quería decirme.
- ¿Y que fue lo que quería decirte?
- Ni idea, me fui. No me gusta esperar. – se inclinó más para besar el cuello de
________. – además, mira lo que me estaba a punto de perder…
Posó su mano en la barriga de __________ y la empujó hacia atrás, para estar mas unidos. Para que ella sintiera su erección.
- Mmh… Justin…
Sintió como la abrazaba por detrás, mientras proseguía con sus tiernos besos.
- Estás tensa, mi vida… - susurró, apartando su húmedo pelo a un lado. – Vamos a ver si puedo hacer algo para desestresarte.
Cogió la alcachofa de la ducha y cambió el tipo de chorro de agua para que se hiciera uno solo, más grueso y potente. La posición de ellos dos no variaba, seguía siendo su espalda contra el pecho de él. Justin apoyó su mentón en la cabeza de __________ para observar su reacción al pasar ese chorro de agua por su piel. Ella tuvo un escalofrío cuando llegó a sus sensibles pezones.
- ¿Te gusta? – dijo Justin.
Ella asintió. Alzó la cabeza para mirarlo.
- Bésame. – le pidió.
Justin se incorporó para besar sus labios. Ella lo sintió, su tierna boca, como se movía junto con la suya, como su lengua la recorría, y hacia que doblara los dedos de los pies. Gimió contra su boca. Justin se separó para coger aire, igual que ella. Ahora se dio la vuelta y lo miró.
- Tus besos son perfectos. – dijo _______, mirando su boca, ahora con los labios hinchados.
- Sigo preguntándome porque no te encontré antes… - rodeó su espalda y la juntó más hacia su cuerpo. – Llevo ya un año contigo, pero debí haberte conocido en otra vida… - besó su frente – eres todo lo que me faltaba.
Ella apoyó su cabeza en su pecho. Sus ojos cristalinos, emocionados, se camuflaban entre las gotas de agua que volvían a caer des de arriba por qué Justin había vuelto a dejar la alcachofa tal y como estaba.
- Te amo. – murmuró ella. Y le plantó un besito en el pectoral superior.
- Yo más. – dijo él apretando el abrazo. - ¿Estás llorando?
________ escondió su cara en el cuerpo de Justin. Pero él tenía más fuerza, mucha más y se apartó un poco para mirarla. __________ abajó la mirada, avergonzada. Justin volvió a besar sus labios, enternecidos. Era indiscutible, él sabía cuando reía, cuando lloraba, cuando le mentía. La conocía más que a él mismo. Pero surgió una duda.
- ¿Por qué? – murmuró, a un milímetro de sus labios.
_________ le contestó con otra pregunta.
- ¿Eres feliz? – se escapó de su boca.
Justin sonrió.
- Más que nunca.
Dios, en su vida había conocido un hombre más tierno que él. A cualquiera esto le parecerían cursilerías, pero él la aguantaba.
- ¿Por qué me preguntas esto, __________? – dijo dándole pequeños besitos, en la sien, en la mejilla húmeda por todo. - ¿A caso lo dudas? Tú eres la que me ha hecho el hombre más feliz de este mundo.
- ¿Te gusta? – dijo Justin.
Ella asintió. Alzó la cabeza para mirarlo.
- Bésame. – le pidió.
Justin se incorporó para besar sus labios. Ella lo sintió, su tierna boca, como se movía junto con la suya, como su lengua la recorría, y hacia que doblara los dedos de los pies. Gimió contra su boca. Justin se separó para coger aire, igual que ella. Ahora se dio la vuelta y lo miró.
- Tus besos son perfectos. – dijo _______, mirando su boca, ahora con los labios hinchados.
- Sigo preguntándome porque no te encontré antes… - rodeó su espalda y la juntó más hacia su cuerpo. – Llevo ya un año contigo, pero debí haberte conocido en otra vida… - besó su frente – eres todo lo que me faltaba.
Ella apoyó su cabeza en su pecho. Sus ojos cristalinos, emocionados, se camuflaban entre las gotas de agua que volvían a caer des de arriba por qué Justin había vuelto a dejar la alcachofa tal y como estaba.
- Te amo. – murmuró ella. Y le plantó un besito en el pectoral superior.
- Yo más. – dijo él apretando el abrazo. - ¿Estás llorando?
________ escondió su cara en el cuerpo de Justin. Pero él tenía más fuerza, mucha más y se apartó un poco para mirarla. __________ abajó la mirada, avergonzada. Justin volvió a besar sus labios, enternecidos. Era indiscutible, él sabía cuando reía, cuando lloraba, cuando le mentía. La conocía más que a él mismo. Pero surgió una duda.
- ¿Por qué? – murmuró, a un milímetro de sus labios.
_________ le contestó con otra pregunta.
- ¿Eres feliz? – se escapó de su boca.
Justin sonrió.
- Más que nunca.
Dios, en su vida había conocido un hombre más tierno que él. A cualquiera esto le parecerían cursilerías, pero él la aguantaba.
- ¿Por qué me preguntas esto, __________? – dijo dándole pequeños besitos, en la sien, en la mejilla húmeda por todo. - ¿A caso lo dudas? Tú eres la que me ha hecho el hombre más feliz de este mundo.
El llanto de _________ aumentó. Empezó a sollozar. Justin empezó a preocuparse.
- Mi vida… - dijo suspirando, y abrazándola fuerte. - ¿No estarás sensible por que tienes la regla? – Justin abajó la mirada, separando sus piernas con uno de sus muslos. Observó. – No, definitivamente no será eso.
__________ apretó sus manos contra su espalda.
- Abrázame, no me sueltes. – susurró.
Él sonrió de nuevo y ella sintió, como ahora la cubría con sus fuertes brazos, como la protegía.
- Pequeña… - musitó Justin – harás que llore yo también.
- Tú no lloras. – sonrió _________.
- Te he hecho reír.
Ella sonrió más, intentando apartar las lagrimas, aun que se desvanecieron por si solas con la ducha que se estaban tomando.
- Dime que me amas. – dijo ___________ haciendo puchero.
- Lo sabes y de sobras… - fue a besarla de nuevo – te amo, te amo, te amo muchísimo. Infinito, para ser exactos, de aquí a Plutón. -
________ rió de nuevo, aun que era una mezcla entre lloro y risa. - ¿Me contarás por que estas así? – dijo Justin con una voz graciosa, un rintintín adorable, confortable.
- No sé… es que… dios, eres perfecto… lo que me dices, no te merezco.
- Soy yo quien no te merece. Sabes que soy un cínico, que he matado a muchas personas, que trabajo en algo peligroso y que me he recorrido medio mundo con mis misiones. Y no sé como tuve la oportunidad de conocerte a ti.
- El destino, quizás. No creo en las coincidencias.
- Yo tampoco. – Justin se la quedó mirando. Amaba sus ojos.
Cuando lloraba se le aclaraba la vista, se le tornaban de un color entre verde y dorado, preciosos, grandes. – tu si eres perfecta. – musitó. - Volim te, moj zivot.
- ¿Justin? – se rió __________. - ¿Qué dices?
- ¿No que nos vamos a Croacia? Algo de croata si que se… - murmuró – lo justo para decirte que te amo en diferentes idiomas. – acarició el lateral de su cara, poniendo su pelo mojado detrás de la oreja. – no quiero que tengas dudas sobre mí. Te amo, te amo a morir…
Y __________ volvió a estallar en lágrimas. Puede que no, puede que no tuviera la regla, pero esa era una señal de que… definitivamente le estaba por venir.
- Mi vida… - dijo suspirando, y abrazándola fuerte. - ¿No estarás sensible por que tienes la regla? – Justin abajó la mirada, separando sus piernas con uno de sus muslos. Observó. – No, definitivamente no será eso.
__________ apretó sus manos contra su espalda.
- Abrázame, no me sueltes. – susurró.
Él sonrió de nuevo y ella sintió, como ahora la cubría con sus fuertes brazos, como la protegía.
- Pequeña… - musitó Justin – harás que llore yo también.
- Tú no lloras. – sonrió _________.
- Te he hecho reír.
Ella sonrió más, intentando apartar las lagrimas, aun que se desvanecieron por si solas con la ducha que se estaban tomando.
- Dime que me amas. – dijo ___________ haciendo puchero.
- Lo sabes y de sobras… - fue a besarla de nuevo – te amo, te amo, te amo muchísimo. Infinito, para ser exactos, de aquí a Plutón. -
________ rió de nuevo, aun que era una mezcla entre lloro y risa. - ¿Me contarás por que estas así? – dijo Justin con una voz graciosa, un rintintín adorable, confortable.
- No sé… es que… dios, eres perfecto… lo que me dices, no te merezco.
- Soy yo quien no te merece. Sabes que soy un cínico, que he matado a muchas personas, que trabajo en algo peligroso y que me he recorrido medio mundo con mis misiones. Y no sé como tuve la oportunidad de conocerte a ti.
- El destino, quizás. No creo en las coincidencias.
- Yo tampoco. – Justin se la quedó mirando. Amaba sus ojos.
Cuando lloraba se le aclaraba la vista, se le tornaban de un color entre verde y dorado, preciosos, grandes. – tu si eres perfecta. – musitó. - Volim te, moj zivot.
- ¿Justin? – se rió __________. - ¿Qué dices?
- ¿No que nos vamos a Croacia? Algo de croata si que se… - murmuró – lo justo para decirte que te amo en diferentes idiomas. – acarició el lateral de su cara, poniendo su pelo mojado detrás de la oreja. – no quiero que tengas dudas sobre mí. Te amo, te amo a morir…
Y __________ volvió a estallar en lágrimas. Puede que no, puede que no tuviera la regla, pero esa era una señal de que… definitivamente le estaba por venir.
Justin miró a _______, como descansaba, medio dormida. Desnuda. En su cama. Paseó su dedo índice por el cuerpo curvilíneo. Se detuvo en diferentes sitios. Era imposible no excitarse viéndola así. Empezó el recorrido de nuevo. Empezó acariciándole el pelo, bajando por el cuello, por el hombro. Por el pecho. Rodeó uno de los oscuros pezones. Era bellísima. Siguió paseándolo por su plana tripa. Le entraron unas ganas inmensas de despertarla dándole besos allí, cerca del ombligo. Siguió paseando su dedo, en el paseo más erótico que podía experimentar. Por la curva que unía el pecho con la cadera. Deliciosa, como una montaña, definiendo su cuerpo de mujer. Ahora su dedo bajaba, y luego volvía a subir, por la anatomía de ___________. Su cadera, su muslo. Se detuvo allí, no llegaba más allá que de medio muslo. Así que se dispuso a subir de nuevo. Detuvo su dedo en su feminidad. Le entraron unas ganas terribles de comérsela. De que se despertara jadeando. Se movió y separó las piernas de ___________ con cuidado. Se inclinó, deteniéndose en los rosados labios internos de
__________. Paseó su lengua, ahora, por allí. Un suspiro se escuchó más arriba.
Sonrió y metió más su lengua. Ella no estaba ni húmeda ni seca. Pero él haría que su co.ño empezara a mojarse. Para nada iba a comérsela seca…
- Mi vida… - murmuró divertido. – despierta, te quedaste dormida…
Chasqueó la lengua, dándole un golpecito a su clítoris. Sabía exactamente donde le gustaba, como y cuanto. ¿Experto en el sexo con mujeres? No. Experto en
_________. Ella abrió los ojos, arqueando las caderas en un envite. Justin abrió la boca para aceptar toda su vulva, mientras la repasaba con la lengua.
- Oh… - sintió que jadeaba ella más arriba. Y también sintió su mano, entrelazando sus dedos en su pelo. – Justin…
- ¿Si? – dijo él, separándose un poco. El aliento fresco chocó contra su ya húmedo sexo, haciendo que palpitara de la necesidad.
- Sigue… - le rogó, alzando las caderas. Justin vió como la mano de ella se deslizaba hacia su sexo. Y lo tocaba, abriéndolo para él.
- Mmh… tócate. – dijo separándose un poco más. – Me gusta lo que haces.
________ estaba ya en una burbuja de éxtasis. Así que lo hizo. Metió su fino dedo dentro y se empezó a tocar. Justin jadeó ante la visión.
- Sigue nena, enséñame como te das placer. – un segundo dedo fue a parar adentro, en su vagina. – Así… me pones duro… muy duro… - murmuró Justin.
Él no evitó poner su mano encima de la de ella, y acompañarla con uno de sus dedos.
La sentía, sentía su mano, sentía la suya, las sentía juntas. Y ella debería sentirlo más. El dedo índice de Justin era más grueso más largo, mientras que los de ella eran mas finos, más pequeños.
- ¡Sí! – gimió, arqueando las caderas. - ¡Justin! – jadeó.
Él miró la expresión de su cara. Estaba tan guapa cuando se iba a correr. Entonces sacó su mano, junto con la de __________ y ella hizo una mueca de desaprobación.
__________. Paseó su lengua, ahora, por allí. Un suspiro se escuchó más arriba.
Sonrió y metió más su lengua. Ella no estaba ni húmeda ni seca. Pero él haría que su co.ño empezara a mojarse. Para nada iba a comérsela seca…
- Mi vida… - murmuró divertido. – despierta, te quedaste dormida…
Chasqueó la lengua, dándole un golpecito a su clítoris. Sabía exactamente donde le gustaba, como y cuanto. ¿Experto en el sexo con mujeres? No. Experto en
_________. Ella abrió los ojos, arqueando las caderas en un envite. Justin abrió la boca para aceptar toda su vulva, mientras la repasaba con la lengua.
- Oh… - sintió que jadeaba ella más arriba. Y también sintió su mano, entrelazando sus dedos en su pelo. – Justin…
- ¿Si? – dijo él, separándose un poco. El aliento fresco chocó contra su ya húmedo sexo, haciendo que palpitara de la necesidad.
- Sigue… - le rogó, alzando las caderas. Justin vió como la mano de ella se deslizaba hacia su sexo. Y lo tocaba, abriéndolo para él.
- Mmh… tócate. – dijo separándose un poco más. – Me gusta lo que haces.
________ estaba ya en una burbuja de éxtasis. Así que lo hizo. Metió su fino dedo dentro y se empezó a tocar. Justin jadeó ante la visión.
- Sigue nena, enséñame como te das placer. – un segundo dedo fue a parar adentro, en su vagina. – Así… me pones duro… muy duro… - murmuró Justin.
Él no evitó poner su mano encima de la de ella, y acompañarla con uno de sus dedos.
La sentía, sentía su mano, sentía la suya, las sentía juntas. Y ella debería sentirlo más. El dedo índice de Justin era más grueso más largo, mientras que los de ella eran mas finos, más pequeños.
- ¡Sí! – gimió, arqueando las caderas. - ¡Justin! – jadeó.
Él miró la expresión de su cara. Estaba tan guapa cuando se iba a correr. Entonces sacó su mano, junto con la de __________ y ella hizo una mueca de desaprobación.
- ¿Quieres algo mejor? – dijo meciendo su pene hacia su entrada.
____________ lo miró, ya convertida en la mujer salvaje, la que lo quería todo, todo lo que Justin le diera. Justin gruñó, al frotar todo lo largo de su po.lla contra el sexo húmedo, caliente de ella. - ¿Lo quieres?
- Si, si… - jadeó ___________ desesperante. – Lo quiero, te quiero a ti.
Justin sonrió, envistiéndola de una santa vez. Ella gimió ante el contacto, lo grande, lo gruesa que la tenía, lo tanto que la llenaba.
- ¡Ahh…! –agarró el trasero de Justin y lo apretó contra ella. – Más. – pidió.
- Adoro cuando gritas… más si es mi nombre. – dijo Justin sin moverse, yaciendo quiero, aun que su pene palpitaba del deseo de follarla duro. – Solo te dare duro si lo gritas fuerte, alto, que te oigan los vecinos, que sepan que estas gozando con tu novio…
Ella se mordió el labio, asintiendo energéticamente. Justin la cogió de las piernas y se retiró de su interior, para volverse a meter en ella, de una manera potente. No hizo falta que _________ se propusiera gritar el nombre de él. Salía solo.
- Ah… ah… ¡Justin! – jadeó a causa de cada dura y placentera envestida - ¡Sí! ¡JUSTIN!
Justin había dejado de pensar. Captivado por sus gemidos, que lo invitaban a seguir. Su co.ño que no podía apretar más su rabo a cada envite. Apretó los dientes. ¿Cómo una mujer podía hacerle sentir todo eso? Era genial… Sintió como ___________ se iba a correr. Adoraba sus orgasmos, dios, si… eso hacía que él se corriera de gusto también. Y terminaron por gritar los dos. Jadeante, se desplomó casi encima de
________, intentando no chafarla. Aun que ella no sentía para nada dolor. Le complacía que la cubriera con su poderoso cuerpo. Aun que Justin estaba en el momento más lascivo en el que se podía encontrar. Solo ___________ lo dejaba hecho polvo después de hacer el amor. De muñirlo hasta que derramara la última gota de su semen dentro de ella. Se repetía que ella había sido la primera mujer a la que había follado sin preservativo. Pero era mejor, carne con carne, sin barreras, sin nada. Precioso. Perfecto. La abrazó y plantó un beso, aun con sabor a ella, en sus labios.
- Magnifico… - murmuró __________ sonriente. - ¿Dónde comemos hoy? ¿En casa o salimos?
Justin se quedó pensativo, mientras intentaba recuperar su lado coherente.
- ¿Qué prefieres?
- Vámonos al italiano que hay en el centro. – dijo haciendo puchero. – Me apetece pasta. – se mordió el labio. – a no ser que tú me prepares… canelones… - dijo con una voz sensual, con doble sentido, que hizo que el pene de Justin volviera a cobrar vida.
- Vámonos al italiano… - dijo levantándose. – Y si te portas bien… - le dio una suave cachetada en el culo – ya veremos si esta noche te preparo canelones.
____________ lo miró, ya convertida en la mujer salvaje, la que lo quería todo, todo lo que Justin le diera. Justin gruñó, al frotar todo lo largo de su po.lla contra el sexo húmedo, caliente de ella. - ¿Lo quieres?
- Si, si… - jadeó ___________ desesperante. – Lo quiero, te quiero a ti.
Justin sonrió, envistiéndola de una santa vez. Ella gimió ante el contacto, lo grande, lo gruesa que la tenía, lo tanto que la llenaba.
- ¡Ahh…! –agarró el trasero de Justin y lo apretó contra ella. – Más. – pidió.
- Adoro cuando gritas… más si es mi nombre. – dijo Justin sin moverse, yaciendo quiero, aun que su pene palpitaba del deseo de follarla duro. – Solo te dare duro si lo gritas fuerte, alto, que te oigan los vecinos, que sepan que estas gozando con tu novio…
Ella se mordió el labio, asintiendo energéticamente. Justin la cogió de las piernas y se retiró de su interior, para volverse a meter en ella, de una manera potente. No hizo falta que _________ se propusiera gritar el nombre de él. Salía solo.
- Ah… ah… ¡Justin! – jadeó a causa de cada dura y placentera envestida - ¡Sí! ¡JUSTIN!
Justin había dejado de pensar. Captivado por sus gemidos, que lo invitaban a seguir. Su co.ño que no podía apretar más su rabo a cada envite. Apretó los dientes. ¿Cómo una mujer podía hacerle sentir todo eso? Era genial… Sintió como ___________ se iba a correr. Adoraba sus orgasmos, dios, si… eso hacía que él se corriera de gusto también. Y terminaron por gritar los dos. Jadeante, se desplomó casi encima de
________, intentando no chafarla. Aun que ella no sentía para nada dolor. Le complacía que la cubriera con su poderoso cuerpo. Aun que Justin estaba en el momento más lascivo en el que se podía encontrar. Solo ___________ lo dejaba hecho polvo después de hacer el amor. De muñirlo hasta que derramara la última gota de su semen dentro de ella. Se repetía que ella había sido la primera mujer a la que había follado sin preservativo. Pero era mejor, carne con carne, sin barreras, sin nada. Precioso. Perfecto. La abrazó y plantó un beso, aun con sabor a ella, en sus labios.
- Magnifico… - murmuró __________ sonriente. - ¿Dónde comemos hoy? ¿En casa o salimos?
Justin se quedó pensativo, mientras intentaba recuperar su lado coherente.
- ¿Qué prefieres?
- Vámonos al italiano que hay en el centro. – dijo haciendo puchero. – Me apetece pasta. – se mordió el labio. – a no ser que tú me prepares… canelones… - dijo con una voz sensual, con doble sentido, que hizo que el pene de Justin volviera a cobrar vida.
- Vámonos al italiano… - dijo levantándose. – Y si te portas bien… - le dio una suave cachetada en el culo – ya veremos si esta noche te preparo canelones.
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