
Milena o quizás... Melani, entró agetreadísima al centro de masajes.
___________ en ese preciso momento pasaba, con la bata semidesabrochada con un taco de papeles en mano.
- ¡________! A ti quería verte…
__________ se giró. Su cola alta se movió al compás de los movimientos de cabeza. Una pestaña le entró en el ojo, intentó sacársela sin que se le corriera el lápiz de ojos.
- Dime, Milena… - murmuró.
Milena… o Melani, se la quedó mirando. Ella vio el error que había cometido. No se avergonzó, se aclaró la garganta.
- Creo que tanto tú como yo debemos aclarar algunas cosas – dijo
___________. – dentro de un cuarto de hora tengo libre para ir a desayunar, pero puedo adelantar un poco… ya sabes que soy mi propia jefa.
Milena asintió.
- Por favor.
__________ fue hacia su despacho y dejó la bata en su butaca. Los papeles quedaron en el mismo sitio del que los había cogido. Cogió su chaqueta con la capucha embadurnada de plumas finas y el bolso negro de Gucci que iba a juego con sus Peep Toes altos y del mismo color.
Melani… o quizás Milena, la esperaba en la entrada. Iba, como siempre, provocativa. Con unos Stilettos rojos, unas mallas bien arrapadas a sus piernas bien encorvadas y delgadas y una chaqueta también negra que se ajustaba a su cintura con un cinturón, el cual la hebilla era dorada. Extremada como solo ella sola sabía ser. Una vez más, estaba comprobado que a Justin le gustaba lo interesante y zorrón… Una vez más, ella misma pensaba que era poca cosa para él.
Un par de tazas con chocolate caliente y humeante adornaban una de las mesas de la terraza, junto con dos mujeres que se podían parecer mucho, o al contrario, ser distintas a muerte. Lo único que muchos les encontraban en común, es que las dos estaban buenas. Algún salido que había ido a tomar una cerveza con unos amigos apostaba por cual sería con la que se acostaría. La verdad, es que no se decidían. Milena se quemó la lengua con la temperatura del chocolate.
-Cuidado. – se rió __________.
- Dios, está ardiendo.
- Con el frio que hace ya conviene… - sonrió __________. - ¿Qué querías decirme?
- Primero empecemos por el nombre que has dicho en la clínica.
- Milena. ¿A caso no te llamas así? – dijo ________ arqueando una ceja.
Ella desvió la vista hacia la ciudad. El pelo negro azabache estaba dejando de serlo. Ahora ________ se daba cuenta de que era teñida. Era pelirroja, igual que su hermana. Debía tener un color tan anaranjado natural como Jasmine. Esas pecas y esos ojos verdes eran el colmo. No le tenía envidia, pero ella, era realmente guapa.
- Si, si me llamo así… pero… - suspiró y entrelazó sus manos – es que es complicado…
Sus ojos se humedecieron. A __________ se le encogió el corazón.
- Yo provengo de Rusia. Supongo que lo sabrás todo, por Justin…
- Se algo… no sé si es todo…
- Yo estuve saliendo con él. - ________ asintió – yo era su misión, bueno, en realidad era una infiltrada… era fría y sin sentimientos, y… y
Alexander era el cabecilla, el más poderoso de la mafia. Cuando nos trasladamos aquí, en Estados Unidos, él me ordeno que interpretara el papel de víctima. Justin fue al que le encargaron que me protegiera… des de entonces olvidé que era una secuaz de Donovan, para terminar enamorándome del que creí el hombre de mi vida.
A __________ le entraron una ráfaga de celos. Aguanta, aguanta, no está diciendo nada malo.
- Aun que sus compañeros investigaron y descubrieron que yo era una de las agentes de la mafia enemiga… intentaron matarme. Yo desaparecí, por un largo tiempo, dejando una imagen de mí como si estuviera muerta…
- ¿Y por qué volviste? – preguntó __________ bebiendo un trago de chocolate.
- Porque alguien mató a mi hermana. Alguien mató lo último que me quedaba en esta vida, y sé que es de aquí. Y vengo a por aquella persona.
A ___________ se le congeló la sangre.
- Juro que voy a vengarme, juro que la persona que mató a mi hermana va a sufrir más que un esclavo egipcio del siglo diecisiete.
-Cuidado. – se rió __________.
- Dios, está ardiendo.
- Con el frio que hace ya conviene… - sonrió __________. - ¿Qué querías decirme?
- Primero empecemos por el nombre que has dicho en la clínica.
- Milena. ¿A caso no te llamas así? – dijo ________ arqueando una ceja.
Ella desvió la vista hacia la ciudad. El pelo negro azabache estaba dejando de serlo. Ahora ________ se daba cuenta de que era teñida. Era pelirroja, igual que su hermana. Debía tener un color tan anaranjado natural como Jasmine. Esas pecas y esos ojos verdes eran el colmo. No le tenía envidia, pero ella, era realmente guapa.
- Si, si me llamo así… pero… - suspiró y entrelazó sus manos – es que es complicado…
Sus ojos se humedecieron. A __________ se le encogió el corazón.
- Yo provengo de Rusia. Supongo que lo sabrás todo, por Justin…
- Se algo… no sé si es todo…
- Yo estuve saliendo con él. - ________ asintió – yo era su misión, bueno, en realidad era una infiltrada… era fría y sin sentimientos, y… y
Alexander era el cabecilla, el más poderoso de la mafia. Cuando nos trasladamos aquí, en Estados Unidos, él me ordeno que interpretara el papel de víctima. Justin fue al que le encargaron que me protegiera… des de entonces olvidé que era una secuaz de Donovan, para terminar enamorándome del que creí el hombre de mi vida.
A __________ le entraron una ráfaga de celos. Aguanta, aguanta, no está diciendo nada malo.
- Aun que sus compañeros investigaron y descubrieron que yo era una de las agentes de la mafia enemiga… intentaron matarme. Yo desaparecí, por un largo tiempo, dejando una imagen de mí como si estuviera muerta…
- ¿Y por qué volviste? – preguntó __________ bebiendo un trago de chocolate.
- Porque alguien mató a mi hermana. Alguien mató lo último que me quedaba en esta vida, y sé que es de aquí. Y vengo a por aquella persona.
A ___________ se le congeló la sangre.
- Juro que voy a vengarme, juro que la persona que mató a mi hermana va a sufrir más que un esclavo egipcio del siglo diecisiete.
- Y lo del nombre… fue por el gobierno. Están que no comen ni dejan comer con el caso perdido de la familia Nóvikov, y como provengo de una mafia y todo... no fue difícil cambiar mi identidad por algo mejor y fácil: Melani Richards.
- Debe ser difícil estar en tu situación – Murmuró __________. – Sabes que tienes mi apoyo en todo… - intentó comprenderla, a pesar que la ira que sentía Milena por su hermana… le daba pudor. Ella había sido la causante de esa muerte, y estaba claro que Milena tenía sus motivos por enfadarse y buscar la persona que hizo eso. Milena la tomaba como a una amiga, y ________ creyó que si pasaba un tiempo y se conocían mejor, después de todo, se lo contaría, y no pasaría nada malo.
El desayuno prosiguió. La verdad es que se llevaba bastante bien con Milena, era una persona agradable y divertida. Ella terminó de rebañar su taza de chocolate caliente con un trozo de croissant aún humeante, salido del horno. __________ dio un mordisco a un muffin de bizcocho. Milena la miró, ahora seria.
- ¿Algún problema? – le dijo __________, limpiándose la boca.
Milena se encendió un cigarro Marlboro Light con toda tranquilidad. Pero su mano, nerviosa, la delató.
- ¿Puedo pedirte un favor?
___________ asintió.
- Ya sabes, lo que sea. Luego soy yo la que decide si hacerlo o no.
Milena le dedicó una sonrisa cómplice.
- Desde que volví de Rusia, hace unos meses, tengo problemas con la autoridad del gobierno… ¿Tú no podrías dejarme quedar unos días en tu casa? Te lo pido como amiga… eres en la única persona en la que puedo confiar…
__________ se quedó pensando por un rato. Tener a la sexy ex novia de Justin, de la cual había creído estar enamorado en su propia casa. Muy, pero que muy mala idea. ¿Pero que le iba a decir? No, soy una puta celosa, no acepto que tu relación con Justin terminó y por ese único motivo, no, no puedes quedarte ni un solo día en mi casa. Miró fijamente a Milena. Sus ojos verdes fueron sinceros con __________. Era… Parecía una buena chica. Tanto ella como Justin habrían madurado, y estaba segura de que podrían mantener una relación de amistad. Confiaba en Justin, y al fin y al cabo, en Milena, en su sincera mirada, en su palabra. Y si por algún motivo pasaba algo, ella vivía el día a día en ese edificio, lo acabaría notando. Como lo de la revista. Apartó esos recuerdos de su mente y asintió a Milena.
- Claro, entiendo que es complicada tu situación, así que si necesitas un sitio en el que alojarte unas semanas, yo y Justin te acogemos. – sonrió. Milena le acarició la mano.
La tenía fría.
- Gracias, __________. Eres una tía de puta madre, no me extraña que Justin te ame tanto. Te merece.
A ___________ se le encogió el corazón. Si, definitivamente, Milena no parecía la típica víbora devora hombres que le habían descrito Kellen y Justin hace unos meses atrás.
- Debe ser difícil estar en tu situación – Murmuró __________. – Sabes que tienes mi apoyo en todo… - intentó comprenderla, a pesar que la ira que sentía Milena por su hermana… le daba pudor. Ella había sido la causante de esa muerte, y estaba claro que Milena tenía sus motivos por enfadarse y buscar la persona que hizo eso. Milena la tomaba como a una amiga, y ________ creyó que si pasaba un tiempo y se conocían mejor, después de todo, se lo contaría, y no pasaría nada malo.
El desayuno prosiguió. La verdad es que se llevaba bastante bien con Milena, era una persona agradable y divertida. Ella terminó de rebañar su taza de chocolate caliente con un trozo de croissant aún humeante, salido del horno. __________ dio un mordisco a un muffin de bizcocho. Milena la miró, ahora seria.
- ¿Algún problema? – le dijo __________, limpiándose la boca.
Milena se encendió un cigarro Marlboro Light con toda tranquilidad. Pero su mano, nerviosa, la delató.
- ¿Puedo pedirte un favor?
___________ asintió.
- Ya sabes, lo que sea. Luego soy yo la que decide si hacerlo o no.
Milena le dedicó una sonrisa cómplice.
- Desde que volví de Rusia, hace unos meses, tengo problemas con la autoridad del gobierno… ¿Tú no podrías dejarme quedar unos días en tu casa? Te lo pido como amiga… eres en la única persona en la que puedo confiar…
__________ se quedó pensando por un rato. Tener a la sexy ex novia de Justin, de la cual había creído estar enamorado en su propia casa. Muy, pero que muy mala idea. ¿Pero que le iba a decir? No, soy una puta celosa, no acepto que tu relación con Justin terminó y por ese único motivo, no, no puedes quedarte ni un solo día en mi casa. Miró fijamente a Milena. Sus ojos verdes fueron sinceros con __________. Era… Parecía una buena chica. Tanto ella como Justin habrían madurado, y estaba segura de que podrían mantener una relación de amistad. Confiaba en Justin, y al fin y al cabo, en Milena, en su sincera mirada, en su palabra. Y si por algún motivo pasaba algo, ella vivía el día a día en ese edificio, lo acabaría notando. Como lo de la revista. Apartó esos recuerdos de su mente y asintió a Milena.
- Claro, entiendo que es complicada tu situación, así que si necesitas un sitio en el que alojarte unas semanas, yo y Justin te acogemos. – sonrió. Milena le acarició la mano.
La tenía fría.
- Gracias, __________. Eres una tía de puta madre, no me extraña que Justin te ame tanto. Te merece.
A ___________ se le encogió el corazón. Si, definitivamente, Milena no parecía la típica víbora devora hombres que le habían descrito Kellen y Justin hace unos meses atrás.
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