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viernes, 26 de octubre de 2012

Protegeme 2da temporada. Capitulo 04:



El despertador sonó. Como cada día. Pura rutina. Aun que ahora, teniendo a Justin en su vida, era más diferente. ________ se levantó de la cama. Tenía varias partes del cuerpo, doloridas. El sexo con Justin era fantástico, pero... madre mía, terminaba hecha polvo. Aun no se creía que anoche hubiera perdido la cuenta de las veces que había hecho que se corriera.

- Buenos días… - dijo besando el ho
mbro desnudo de Justin, susurrándole al oído.

Él sonrió. Se giró hacia a ella y la abrazó, dándole un ligero beso en los labios.

- Y si me despiertas así, cada día… sí que serán buenos.

Ella le devolvió la sonrisa. Se dirigió hacia la persiana y la levantó un poco, para que no molestara en los sensibles… - pequeños y adorables – ojos de Justin, recién despertados.

__________ buscó unas braguitas limpias, sujetador y alguno de sus conjuntos para ir a trabajar. Sintió un apretón en la nalga, al agacharse para subirse las bragas.
Seguido sintió algunos besos, subiendo, desde su trasero, por su espalda. Tuvo algún escalofrío.

- ¿Por qué no te quedas un rato más aquí conmigo? Estás muy bien, sin vestir.

- A ti aun te queda más de una hora, pero yo entro a las ocho. – le recalcó
________. – Además, ¿no tuviste suficiente con todo lo de ayer? - _________ rió

- Cuando se trata de ti, nunca tengo suficiente.

__________ se giró. Lo miró, tierna. ¿Cuándo el frio de Justin había decidido cambiar y empezar a decir esas cosas? Como desearía quedarse allí, entre sus brazos.

Se tumbó de nuevo, dejándose caer encima de Justin. Sintió la cálida piel de su amante, empegada con la suya. Un enrevesado juego de piernas. Justin la abrazó, y a ella le gustaba esa sensación de… protección.

- ¿Uno rápido?

- ¡Justin! - ________ lo miró mal. Se levantó de nuevo.

- ¿Qué? – dijo Justin, riendo, siguiéndola por la casa.

- Que eres peor que los felinos… ¿Es que no puedes estar seis minutos sin meter tu…en mi...? – miró hacia abajo. Y a estas alturas, al ver… al ver todo lo potente que era Justin, aun se sonrojaba. – Tápate...

- Será posible… - masculló Justin, cogiendo unos bóxers de un cajón. – Que aun te atrevas a pedirme que me cubra cuando la conoces hasta mejor que yo, después de todo lo que le has hecho últimamente… ¿me equivoco? Creo que habéis hecho hasta buenas amigas.

- ¡Justin! - _________ estaba como un tomate.

- Adoro que te sonrojes. – tiró de su brazo – Ven aquí, niña pequeña. – le dio un sonoro beso en la frente – mi niña pequeña.


_______ terminó de ordenar algunos papeles. Alguien llamó a la puerta.

- ¿Sí?

- ¿Se puede?

La piel se le puso de gallina al escuchar tal voz.

- S…si.

Él atravesó la estancia. Ella lo miró, tan mal como pudo.

- Hola mi amor…

- ¿Qué haces aquí?

- Me enteré de que tienes novio... ¿Tan pronto te olvidaste de mi?

- Fuiste tú el que no quisiste saber nada más de mí.

- Es que, entiéndeme, mi vida… eras tan inocente… tuve miedo.

- ¿y por eso huiste? Tu lo que eres es un sinvergüenza, David. – suspiró
________. – Ahora si me permites, tengo trabajo.

- ¿Qué te pasa muñeca? ¿No quieres ver a tu viejo David? – él se acercó. Apartó algunos folios y se sentó en frente de ella, encima de la mesa. – Serás guarra… los rumores son ciertos. Te has conseguido a un buen agente para que te folle como querías ¿no?

- No me hables así, David…

- Ya sabía que en el fondo eras una fulana.

__________ se levantó y sin pensárselo le dio un bofetón.

- Vete a la mierda.

- No antes sin ver lo que te ha enseñado ese idiota a hacer. – la agarró de las manos, por encima de la cabeza y la empotró contra la pared, con brusquedad.

- ¡Suéltame! – ella no fue capaz de gritar mucho más.

David la calló con un beso, bruto. El peso del cuerpo de ese hombre no dejaba que ________ se pudiera mover. Sus muñecas estaban fuertemente sujetadas. Y con la otra mano, sentía como David empezaba a desabrochar su bata.

De repente, un fuerte golpe dejó semi aturdido al hombre.

- Serás idiota. – dijo Justin. – Como le pongas otra vez un dedo encima te mato. Te juro que te mato. – dijo cogiéndolo del cuello.

_________ se abrochó la bata, a toda prisa. Asombrada por él… asombrada por que, siempre estaba allí, cuando lo necesitaba.

- ¿Estás bien, nena?

________ asintió, masajeándose las muñecas. Justin soltó de un empujón a David.

- Vete. Como vuelva a verte, te reviento.





Miró a __________. Apoyó ambos brazos a los lados de la cabeza de ________ y besó dulcemente sus labios.

- ¿Quién era ese?

- Mi… mi ex…

- ¿El que desapareció… en cuanto?

- Supo que era virgen. Si.

- Alucina. – dijo mirando hacia el suelo. - ¿Por qué se presenta ahora?

- A saber… siempre ha buscado chicas que se regalan…

- Tu no eres una regalada.

- Pero alguien le habrá dicho algo, por lo que sé…

- La gente habla de más.

________ asintió, sonriéndole.

- Gracias. – besó sus labios. Ambas caras quedaron a centímetros.

- Nadie toca a mi princesa. – apoyó más su cuerpo con el de ella. – Nadie. Eres mía.

Justin empezó a estimular el punto débil de ________. Empezó a besarle el cuello y se lo mordió. Ella soltó una carcajada.

- Aquí no… aquí no… - musitó ella, juguetona.

- ¿Por qué? Me da morbo esto… quiero hacértelo encima del escritorio… - la agarró del culo y la apretó contra su erección – me pones tanto… dios mío, es verte… con esta bata… - Justin bajó la vista – este escote… me pone durísimo.

- ¿No te cansas de mí? – dijo ella inclinando la cabeza.

- Nunca.

Ella sonrió y lo besó en los labios. Pequeños, seguidos besos que dejaban a Justin con las ganas de más.

- ¿Por qué has venido? – dijo ella sin dejar de lamerle el labio inferior.

- Mmh… no hay trabajo. Pensé que sería de más provecho aquí.

- Veo que mi agente tiene la porra apunto… - dijo ella riendo y sobándole la erección por fuera.

- Así es… ¿No quieres jugar a policías? Te la dejo un rato…

___________ le empezó a desabrochar el pantalón. Mientras Justin le subía la bata, desesperadamente por corta que esta ya fuera.

- Eres mía… - repitió Justin escondiéndose entre algunos mechones de pelo de
________, mientras la cargaba hasta encima de la mesa. Algunos folios se arrugaron.

- Sí, soy tuya… toda tuya… - Sintió como su pene se clavaba en el muslo, ya a punto de penetrarla. – Dios Justin, cuanto te anhelo… fóllame… -le pidió.

Tus palabras son órdenes para mí. Justin estaba a punto de entrar en el caliente cuerpo de ________ cuando se oyeron risas y pasos. Se sintió observado. Y si no fuera porque ________ estaba en frente de él, y no se podía ver nada. La situación era embarazosa. Muy embarazosa.



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