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viernes, 8 de febrero de 2013

Protegeme 3ra temporada. Capitulo:19






Naiara

Leyó una vez más el significado del nombre de su hija. A pesar de que ya habían pasado tres años y medio, le seguía fascinando, como el primer día en que la tuvo entre sus brazos. Recordó aquella temporada, con Milena, y todos esos problemas. Se abstuvo de seguir recordándolos, dibujando una amarga sonrisa en su cara. Naiara: significa querer. Naiara: significa deseada. Naiara: significa serena, entre todas las flores. Era perfecto, como ella, como su hija. La pequeña se agarró a la pierna de su madre.
- Mamá… - sollozó.
- ¿Qué pasa, mi vida? – dijo ________, cogiendo a su niña en brazos y alejándose de la pantalla del ordenador.
- ¿Cuándo volverá papá? – dijo jugando con algún mechón de ________.
- Pues… - justo en ese momento la puerta se cerró. – creo que ya está aquí.
Justin entró, hacia el comedor. Parecía enfadado. Dejó su mochila al suelo y se dejó caer en el sofá.
- ¿Qué pasa, Justin?
- Snade. Tuve una reunión con él.
- ¿Y…? - ________ balanceó un poco a Naiara, dejándola al lado de Justin, en el sofá.
- Alexander está en Nueva York. – susurró. – demasiado cerca para evitar lo que planea…
- Oh. - ________ se sentó en el respaldo y acarició la mejilla de Justin.
- No te preocupes papi, todo se arregla. – dijo Naiara, quitándole la palabra a _______.
- Mi vida… - Justin la cogió y le besó la frente – si, lo sé, lo sé. ¿Esto que lo aprendiste? ¿De tu madre, cierto? – miró a _______ y sonrió. – No quiero que te pase nada, mi amor, eso es todo.
- Está bien Justin, no creo que pase nada. Aun que al menos, no es una ex novia furiosa. – se burló ________. – pero bueno, se ve que todos quieren matarme.
Justin se levantó, vacilante. Apoyó su frente con la de __________, teniendo a Naiara entremedio de ellos dos. La pequeña se zafó del abrazo de Justin y saltó al suelo. Ambos sonrieron, viendo como se iba hacia su habitación de juegos. Justin besó los labios de ________.
- Por encima de mi cadáver. ¿Me oyes? Y menos aún cuando faltan dos meses para que nos casemos. – la cogió de la cintura y se la llevó hacia su propia habitación matrimonial.


- Ah… - un jadeó se escapó de la boca de ________, más en forma de suspiro, por los movimientos en círculos que daba ella misma encima de Justin. Él la agarraba de los muslos.

- Oh… así… linda… bien, bien…- siseó de placer, mientras el co.ño resbaladizo de ________ seguía deslizándose, arriba y abajo, por todo el falo duro de Justin. – mmh…

La rapidez de la cabalgata de ___________ aumentó, llegando a un extremo de desesperación por montarlo, por más, por el máximo placer. Por el que solo él podía darle. Justin la apretó más contra él, arqueando sus propias caderas, metiéndose más –dentro de lo que cabía- en __________.

- Si, si, si… - gimoteó __________.

De repente, un llanto.

- Mamááá…

__________ suspiró, parando su marcha.

- No. – imploró Justin. – termina, por favor… - le pidió, cogiéndola del culo.

- Justin, tu hija me llama, algo le ha pasado.

- Es un momento, dos minutos, nos corremos y vas…

- Justin…

Él terminó apartando las manos de su trasero. __________ se levantó, se colocó bien las bragas, aún así, estaba empapada. Y se subió los pantis. Justin lo observaba todo, aún tendido en la cama, con una erección de oro y con la vista aún empañada del placer. Se levantó a duras penas, cuando __________ terminó de salir por la puerta de su habitación.

Dentro de cinco minutos ________ volvió a aparecer.

- A un muñeco se le había salido la cabeza. – bufó. - ¿Justin?

Escuchó unos golpes secos, en la habitación de al lado. Entró en esa especie de mini gimnasio que Justin había montado un año atrás, especialmente, para mantenerse en forma. Lo vio golpeando un saco de boxeo. Con sus pantalones cortos Adidas, sin camiseta. Esa tela que se ceñía bien a su culo… y a su paquete, aun que dejando algo a la imaginación. Pero como ella lo había visto todo… rió para sí misma. Se fijó en los tensos músculos de Justin, en su espalda, en sus brazos, marcados. Era… era guapísimo. Se apoyó en el marco de la puerta. No, guapísimo no.

- Precioso. – masculló. Justin se giró y le dedicó una sonrisa, sin dejar de golpear con energía el saco de boxeo.

- ¿Entrenas? – le dijo haciéndole una señal con la cabeza.

- ¿En que sentido? – dijo _______, alzando una ceja, divertida.
 —



Justin se rió.

- Es que, mi amor, nunca has entrenado conmigo.

- ¿Y para que quieres que entrene contigo? – dijo ________ arremangándose las mangas de su jersey.

- Es excitante ver a una mujer como suda… practica ejercicio…

- Y será que a mi no me has visto haciendo ejercicio… - se rió. – encima de ti.

- Eres una malpensada, ¿lo sabías? – dijo Justin golpeando de nuevo el saco de boxeo. Entonces se lo alcanzó. – Venga, dale.

________ se retiró y le dio una patada. Justin entreabrió la boca.

- ¿Es que no recuerdas la que te di en las pelotas? – dijo arqueando una de las cejas – Venga, mi vida, cierra esa boquita. Te dije que había ido a clases de autodefensa.

- ¿Teniendome a mi?

- ¿Perdona? Será que no me he sacado las castañas del fuego yo sola.

- Tienes razón. – se inclinó para besar sus labios. – Venga nena, quiero ver como golpeas fuerte este saco de boxeo.

Lo agarró con las manos y se lo ofreció a _______. Ella le dio un par de golpes. Justin se rió.

- Más fuerte, ¿Eso es lo único que sabes hacer? – dijo divertido.

_________ se cabreó. Justin sabía cómo picarla lo sabía perfectamente. Se alejó un par de pasos y le dio otra dura patada. La cadena que aguantaba el saco de boxeo se saqueó con brutalidad.

- Dios mío, le diré a Snade que te contrate. – sonrió Justin.

- No gracias, ya tengo suficiente con mi clínica. – le guiñó el ojo a Justin y cogió la cantimplora de él, dando un par de tragos.

- ¿No te lo imaginas? Trabajar juntos, tu y yo…

- Te echarían y se quedarían conmigo. – se burló ________.

- ¿Perdona? – Justin pareció ofenderse.

- Es broma cariño… - se giró y se fue hacia la puerta. – Voy a duchar a la niña, ya son las ocho y aun tiene que cenar… y ponerse a dormir. – suspiró.

- ¿Te he dicho alguna vez que eres la madre perfecta para mis hijos?

________ arqueó la boca.

- No… - mintió, poniendo una expresión de decepción.

- Mentirosa… - Justin se mordió el labio – verás cuando te coja… te castigaré por decir mentirosillas…

_________ sonrió, negando con la cabeza. Desapareciendo por la puerta, dedicándole un último meneo de caderas.


Justin entró en la habitación. Frotándose la cabeza con fuerza, con una toalla, ya algo húmeda por su propio pelo. Solo llevaba puesto el pantalón del pijama. Y sin nada debajo. Creía que era mucho más cómodo. Se encontró con una imagen enternecedora. Naiara estaba tumbada encima de ________, con un libro en las manos. La caperucita roja. Lo ojeaba, giraba las páginas con sus pequeñas manos, mientras que __________, se había quedado dormida.

- Venga, Nai… - susurró Justin. – vamos a la cama.

La cogió con cuidado, para no despertar a __________ y se la llevó hacia su cuarto.

- Papá, léeme… - le dijo alcanzándole el cuento.

- ¿No te lo leyó ya mamá?

- Sí, pero yo quiero que lo hagas tu ahora. – dijo sentándose en la cama.

- Pero luego te pones a dormir, ¿eh? Que ya es tarde.

Le sonrió, acariciándole el pelo y ella sonrió.

- Pero mamá siempre me hace una trenza antes de ir a dormir. Yo quiero una trenza, si no, no. – dijo mirando a Justin.

- Eh… bueno, intentaré hacértela yo. – sonrió, cogiendo el libro. – Vamos a ver… - aclaró su voz y empezó a leer.

- No, no lo haces bien. – dijo Naiara haciendo puchero.

- ¿Cómo que no? – Justin arqueó una ceja.

- Mamá pone voces.

Justin se quedó pensando. Ahora tenía que poner vocecitas a los personajes.

- Mamá, mamá, voy a casa de la abuelita. – dijo Justin poniendo una voz aguda. – Pero ten cuidado, mi hija, por aquí vive el lobo feroz… - Naiara se reía. Justin sonrió a su vez y siguió explicándole el cuento, que su pequeña escuchaba con atención. –
Abuelita, ¿y por qué tienes estos ojos tan grandes?

- Es el lobo, papá, no dejes que se coma a Caperucita. – dijo Naiara poniéndose las manos en la cabeza.

Justin se rió, y siguió contando el cuento.

- Ahora Justin va al rescate. – sonrió Naiara.

- ¿Justin?

- Si, mamá y yo le pusimos tu nombre al cazador. – Naiara hizo una cara graciosa.

- ¿Por qué? – se extrañó Justin, divertido.

- Porque tú la protegiste a ella, como el cazador a Caperucita. – sonrió, coqueta y siguió mirando, distraída, los dibujos del cuento.

Justin negó con la cabeza. ________, siempre ________ con sus cosas únicas y inimaginables. Pero ese simple hecho, hizo que recordara el principio de la historia de los dos. Lo mucho que había cambiado, gracias… o a causa de ella. Y todo lo que le había dado, todo lo que la amaba.

- Venga, Nai, para la cama.
 —


aiara se rió y negó con la cabeza, bajando de la cama.

- Eh, ¿Dónde vas? – dijo Justin siguiéndola.

Naiara apareció con un cepillo y una goma rosa, con un osito en uno de sus laterales.

- La trenza… - sonrió ella dándole el cepillo. Justin suspiró y la cogió con un brazo de nuevo, llevándola hacia su cuarto.

Observó la habitación, espaciosa. Y cuando él y __________ la habían decorado, pensando en su pequeña. Las paredes, de un color lila claro que contrastaban con los cuadros que habían escogido juntos. Igual que la cama, con unas sabanas de Hello Kitty. Justin en su momento pensó que eran cursilerías, pero cambió de opinión, al ver… al ver como __________ lo escogía todo con pura ilusión. Era una mujer sorprendente, única, inmejorable. Suya.

- ¿Papá? – dijo Naiara, pasándole la mano por una de sus mejillas.

- Eh, si… es que estaba…

- Ya, pensando en tus cosas. – se rió la pequeña.

- Por tener cuatro años, sabes demasiado, ñaja. – Justin la solía llamar así, para molestarla. Ya que era la abreviatura de pequeñaja y a Naiara no le gustaban ni una cosa ni otra. Su hija le enseñó la lengua.

Justin se rió y la acostó en la cama. De espaldas a él. Se sentó, encima de su pierna doblada, buscando una postura cómodo y dejó la goma del pelo a un lado. Cepilló la melena de Nai.

- Ya tienes el pelo muy largo. – sonrió Justin, desenredando la melena, de un color chocolate oscuro, como el suyo, pero largo y ondulado, como el de ________.

- Mamá también. – rió echándose para atrás y así quedando apoyada en la rodilla de Justin.

- Te pareces a ella… - sonrió y volvió a ponerla bien. – Va, que si no, no te hago la trenza ¿eh?

- Papá… - Naiara jugueteó con una de sus Barbies.

- ¿Cariño?

- ¿Por qué dices que me parezco a mamá?

- Porque eres igual de hermosa que ella.

Justin terminó de entrelazar los mechones de pelo y colocó la goma, al final de la trenza.

- Venga, mi niña, a dormir. – dio una palmadita en su pequeño trasero, Naiara se rio y corrió a esconderse debajo de las sabanas. Luego asomó sus grandes y oscuros ojos para ver a Justin.

Él se rió y le dio un beso en la frente.

- Buenas noches, mi amor.

- Buenas noches papá. – Dijo Nai, poniéndose de lado. – Deja la puerta con una raya de luz. – sonrió.

- ¿Cómo?

- Mamá sabe. – dijo inclinándose de nuevo. – con una raya de luz. – Justin entendió, quería decir que la dejara entreabierta. Aún así, le parecía hermoso, todo lo que Naiara estaba aprendiendo… por su madre.
 — 

Protegeme 2da temporada. Capitulo: 18




Lo hemos perdido todo, el amor se ha ido…ha ganado ella…ahora esto no es divertido… lo hemos perdido todo, el amor se ha ido…Summer le trajo una taza de tila. _________ seguía llorando, sin calmarse, con unos sollozos ahogados, de puro dolor. Nunca hubiera creído que si Justin le ponía los cuernos… se sentiría tan mal.

- Cariño… - la tranquilizó Summer. – tomate esta tila, te relajará un poco.

__________ cogió la taza. Dio un grito, se tenía que desahogar ¡hostia!
Summer suspiró. No se quejó, ni se opuso. Tampoco sabía lo que se sentía, pero ___________ estaba muy mal. Sentimos la magia, y esto es trágico…No pudiste contener tus manos, para ti… Siento que nuestro mundo se ha infectado… y como de alguna manera me dejaste olvidada…
Hemos visto que nuestras vidas han cambiado, cariño… me perdiste.

- No me lo puedo creer… - una pequeña gotita salpicó en el color amarillento de la tila. Las lágrimas no paraban de caer por el rostro de ella. – le dije… que confiaba en él… y aún así…

- Shh… cálmate… no me tienes que dar explicaciones… ha sido un *******, eso es todo… tu no mereces estar de este modo…
Summer tenía razón. Y mientras intentaba que la tila pasara por su garganta – porque tenía el estómago bien cerrado… - seguía recordando aquella canción de Christina… Ahora sé que lo sientes, y éramos cariñosos… pero elegiste la lujuria… cuando me engañaste… y te arrepentirás…, pero es demasiado tarde; ¿Cómo voy a confiar a ti otra vez?



Justin daba vueltas en la cama. No había comido, no le pasaba la comida por el cuello. La almohada estaba húmeda. Era la primera vez que lloraba por una mujer. Era la primera vez que lloraba. Aún así, se había emocionado cuando ________ perdió la virginidad con él. Pero nunca había llorado así. Y se sentía mal, muy mal. Aquella jodida almohada olía a ella, a su perfume, a su pelo. Y entonces Justin se dio cuenta de lo que había hecho. Había perdido a la persona más importante de su vida.

Pero la iba a recuperar, fuera como fuera. Se levantó, dejando en esa jodida cama los recuerdos que Milena le había hecho revivir. Y esta vez, iba a enterrarlos. Para siempre.



Debía pensar dónde podría estar __________. La conocía perfectamente para saber que su mejor amiga era Summer. Justin se dio cuenta de que frente a su casa aún estaba el coche de Milena. Se acercó. ¿No se había ido aún? No vio a nadie. Solo algo de cargamento en el asiento del copiloto. Algunas balas y cintas de armas.

- Mier.da. – masculló Justin. – ¡Mier.da!

Se fue a toda prisa hacía su garaje, cargó con su querido subfusil con silenciador y se montó en su MTT Turbine. Poniéndose el casco a toda prisa, cogiendo los doscientos quilómetros por hora en menos de un minuto.
 —




Un frenazo quedó marcado en el asfalto de la carretera. Cuando ___________ no podía dormir se iba a su clínica a trabajar. Aún que fuera de noche… o quizás la madrugada. Eran ya tocadas la una de la mañana. Si no estaba allí, iría directo hacia a casa de Summer. Pero sabía cuáles eran las intenciones de Milena antes de irse a Rusia. Y para nada lo permitiría. Para nada. Protegería a ________ a muerte.

Se dio cuenta de que la puerta estaba abierta. Entró sin pensárselo dos veces. El pasillo estaba oscuro. A cualquier persona normal le hubiera dado un poco de miedo entrar allí. Pero no a Justin. Cargó su subfusil, preparándolo, mientras se dirigía hacia el despacho de __________. El único sitio donde había luz. Entró sin pensárselo dos veces. _________ estaba sentada en su escritorio, pasando algunas cosas a ordenador. Él miró a su alrededor, intentando buscar algo. Si se hubiera equivocado… __________ lo odiaría aun más…

- ¿Qué co.jones haces aquí? – dijo ella, frunciendo el ceño.

- No son horas de trabajar, cariño. – le dijo Justin, apoyando los brazos sobre la mesa. – vine porque Milena quiere…

- ¿Algún problema conmigo?

La voz de ella sonaba a espaldas de Justin. __________ abrió los ojos al ver que ambos iban armados. ¡Y qué armas! Eran del tamaño de su pierna… Justin se giró.

- Demasiados, querida. – le espetó Justin.

- No decías lo mismo esta tarde cuando justo te situabas entre mis piernas…

Un suspiro desesperado se escapó de _________. Se levantó.

- Oye, si tenéis que arreglar algo, arreglarlo solos. Paso de oír más burradas. –
Cogió su carpeta y esquivó su mesa, con Justin apoyado. Un disparó la sobresaltó.
Demasiado cerca, demasiado cerca de sus pies.

- Quieta ahí. – le dijo Milena acercándose a ella. – Justin me la suda, yo a la que quiero es a ti.

- ¿Qué? - __________ alzó una ceja.

Milena se acercó más. Justin se avanzó y se interpuso en medio de ambos.

- Guarda las distancias, zorra. – le espetó, apuntándola con su arma.

- No te atreverás. – se burló ________.

- Ponme a prueba.

___________ se situaba detrás del gran cuerpo de Justin. Se sentía protegida... pero a la vez tenía los nervios a flor de piel. En cambio, ellos dos parecían estar tranquilos.
Solo la tensión del cuerpo de Justin la sacó de dudas. Quizás él también estaba preocupado. Pero preocupado… por ella.

- Justin… - murmuró ________, a punto de estallar a llorar de nuevo.

- Sh… sé que estás… muy enfadada conmigo… pero permanece detrás de mí. – colocó su mano libre, apoyándola en un muslo de __________. Ella no hizo más que agarrar la mano de Justin, sintiéndose más segura. Estaba con ella, estaba allí, con ella… Los dedos se entrelazaron. Justin esbozó una sonrisa. – que sepas que te amo… y nunca, nunca dejaré de hacerlo… pase lo que pase






- Que tiernos... siento interrumpir el magnífico momento, pero debo matar a alguien. – cargó su revolver webley. – ven aquí _______... – dijo acariciando la carcasa de su poderosa pistola. – No te va a doler…

- Cállate, joder. – le dijo Justin.

- ¿O quieres que Justin también salga herido de aquí?

________ tragó saliva.

- Te aseguro que si cumplo mi misión atravesando bien esa preciosa cabecita tuya, me iré de aquí sin más… y dejaré a Justin tranquilo… si no… primero lo mataré a él… - dijo señalando a Justin con la pistola. – y luego a ti. Que monos. Una muerte doble.

- Te estás equivocando… - dijo Justin. – la única que saldrá perdiendo de aquí eres tú.

- ¿Sí? ¿Por qué?

- Por esto. – se sacó un cuchillo del cinturón y lo lanzó, clavando el pantalón de
Milena en el suelo. Seguido disparó, repasando todo el cuerpo de la mujer, como un sencillo colador. – Jódete.

El cuerpo de Milena cayó al suelo. Justin respiró hondo y profundamente. Des de atrás, escuchó la voz de __________.

- No puedo creer que hayas hecho esto… - masculló. – acabas de matar a Milena.

Justin dejó ir su metralleta. Se giró y abrazó a __________. Ella se dejó hacer.

- Por ti… esto y más… y mucho más…

________ suspiró, entrando en lloro otra vez. Se agarró al cuello de Justin, que la levantaba con ganas, energía. Amor. Y empezó a llorar.

- Siento lo que te dije… - sollozó. – no podrías darme asco, nunca… nunca… y no podría odiarte… ni mucho menos… pero estoy enfadada, muy enfadada…

- ¿Eso quiere decir que me darás otra oportunidad? – dijo Justin, con los ojos acuosos y mirándola, algo más contento. – te prometo que haré lo que sea… nunca, nunca volveré a cometer un error similar…

- Justin… yo… - _________ agachó la mirada, intentando buscar la respuesta correcta. Cuando todo pasó en un momento. Vio a Milena quitándose un chaleco antibalas y levantándose, a duras penas. Había un charco de sangre debajo de ella, pero estaba viva. - ¡Justin! ¡Justin, cuidado! – dijo ________ horrorizada.

Demasiado tarde. Justin no se dignó a girarse. Cogió su metralleta, cubriendo el cuerpo de ___________. Y disparó detrás de él, sin importar la de balas que estaba recibiendo en su propio cuerpo.

- Quédate debajo de mí, ni se te ocurra moverte. – dijo en un gruñido.
___________ sintió como su propia bata se manchaba. Como ese blanco se volvía de un rojo intenso, del color de la sangre de Justin.

- ¡Justin! – gimoteó.

Vio como el cuerpo de él resbalaba por el suyo.

- Mi amor… - murmuró, antes de terminar tendido frente a ________. - Lo... lo siento...

La vista de ella se nubló. Quizás por odio, quizás por todo el cúmulo de lágrimas. No lo pensó dos veces. Ya era hora, ya era hora de dejar de ser una tonta llorona y ponerse las pilas. Cogió el subfusil de Justin. Pesaba, mucho, pero lo cargó sin ningún problema. Se puso en frente de Milena, que igual que Justin, estaba llena de sangre, tendida al suelo. Respiraba con dificultad, pero respiraba.

- Jodida cabrona. – sonrió Milena. – Vas a morir… - levantó su pistola hacia a ___________. Pero ella pisó su brazo, haciendo que Milena gimiera de dolor.
____________ se sentó encima del cuerpo de la pelirroja. Sonrió cínicamente.

- No sabes lo que acabas de hacer. – masculló mientras las lágrimas recorrían sus mejillas. – Maté a tu hermana con mis propias manos. Tú vas por el mismo camino. – Apuntó la gran arma en la cabeza de Milena que intentaba resistirse. –
¿Ahora quien es la mosquita muerta? – masculló apretando el gatillo. – Nos vemos en el infierno, puta. – y disparó, atravesando la cabeza de Milena. Y esta vez sí: muerta.
 










Justin abrió los ojos. Le dolía todo. Aún no podía creer como es que seguía vivo. Lo primero que vio al desvelarse del todo, fue a __________, dormida en su regazo. Observó a su alrededor. Estaba en un hospital, o al menos eso parecía. Se fijó en que su torso estaba bien envenado. ¿Cuántas balas le tendrían que haber sacado?

Vió como _________ se iba despertando poco a poco, también.

- Buenos días. – sonrió Justin.

- Oh… - ___________ abrió los ojos totalmente. Su primera reacción fue abrazarlo. – Gracias a dios que estás vivo… - lo estriñó fuerte contra ella.

- Vigila… - musitó Justin.

- Lo siento… - ________ se sentó en la silla de al lado suyo, con los ojos medio en lágrimas de nuevo.

- ¿Qué pasó?

- Pensé que Milena te había matado… - suspiró. – Me cogió un ataque de ira y la fusilé.

Justin sonrió.

- ¿Por qué siempre me pierdo lo más interesante? – le acarició la mejilla. – esta es mi niña…

- Dios… pensé que te había matado… - dijo ella, intentando aguantarse las lágrimas, aun que un nudo le colapsaba la entrada de la garganta. Posó su mano encima de la de Justin, que aún cubría su mejilla. – por unos instantes pensé que casi te había perdido, que casi había perdido a la persona… - suspiró, ahogándose en sus propias palabras. – más importante de mi vida..

- Tú pensaste que la habías perdido. Yo en cambio, lo sé. – dijo con una mirada triste. – no merezco tu perdón, te hice algo muy feo, que no merecías para nada.

__________ no supo que decir. Negó con la cabeza. Justin intentó incorporarse.

- Joder, como me duele todo.

- Olvidas… - le sonrió. Justin la miró. – Olvidas que tu novia es masajista…

Justin le devolvió la sonrisa. La levantó de la silla y la colocó encima de él, a pesar del dolor. Le daba igual.

- Eso quiere decir…

- Que ya veremos. – le calló la boca, poniendo un dedo encima sus labios. – no quita el hecho de que esté enfadada… lo que hiciste me dolió.

- Lo sé… - le besó la mano. – pero te amo, te amo, te amo… - dijo besándola toda. – te amo, bonita… - mordió su barriga, ________ solo pudo reír.

- Y yo a ti…

Justin alzó la vista.

- Eso quiere decir… - repitió como antes, __________ blanqueo los ojos -
¿Sigues queriéndote casar conmigo?

___________ negó con la cabeza.

- Esperemos un tiempo, después de todo lo que ha pasado… deberás preguntármelo dentro de unos meses más… - sonrió. – pero… no hace falta que unos papeles y un par de anillos nos unan… – se inclinó, apoyando su frente con la de Justin.
Su nariz rozó la de él, y él quiso besarla, pero __________ terminó de decir algo, algo mucho más importante, algo que hizo que le quitaran todos sus males. - … cuando hay algo en mi interior que nos une de una manera mucho más fuerte.

Justin abrió la boca. Y ahora si la besó. Fuerte, posesivo, pasional, de una manera única, de una manera que haría que los plomos de la luz se cayeran. Estaba feliz, era feliz. Feliz con ella, únicamente con ella. Entonces susurró en su oído.

- Voy a ser papá… dios santo, voy a ser papá… - abrazó fuerte a ________. –
No sabes lo feliz que soy, __________... En este momento… estoy más enamorado que nunca de la mejor mujer que existe en este mundo. - _________ se rió.

- ¿Enamorado de quién? – preguntó divertida.

- Solo de ti, 
mi princesa. Eres mía, mía y de nadie más. - __________ hizo puchero. Justin sonrió. – Y yo tuyo. Única y exclusivamente tuyo, tuyo hasta que la muerte... no, ni la muerte nos separará, mi vida. Nunca. 



                                                 
              FIN DE LA 2º TEMPORADA...



Protegeme 2da temporada. Capitulo: 17





Milena se sentó en el sofá, justo al lado de Justin.

- ¿Hoy llega __________, no?

- Si. – dijo seco, y cambió de canal, dando un trago a la cerveza.

- Vi su anillo, ¿están prometidos? – dijo cruzando las piernas y abriendo la revista.

- No te importa.

- Si me importa, ella es mi amiga. – fulminó a Justin. – que tu sigas cabreado conmigo, no significa que no me pueda acercar a ella.

- Es que no me gusta que estés con ella.

- ¿Por qué?

- Porque eres una puta. – dijo sin más.

- ¿Perdona? Oh, gracias Justin. – lanzó la revista a la mesilla. – No empecemos con los insultos, saldrás perdiendo.

- ¿Yo? Eso tu, mejor no empieces. – volvió a cambiar de canal y dejó también la cerveza encima de la mesa. – No sé qué tramas, y de veras, me da igual, siempre y cuando no esté relacionado con __________.

Umh… siento decirte que si lo está, querido.

- Te juro que si te pasas de la ralla con ella, te mato. – dijo mirándola mal.

- Eres un jodido cínico.

- Ambos lo somos. ¿No fuimos alistados para matar? Pues aquí estamos.

- No sé que hace una chica como __________ con un capullo como tú.

- Cuando salías conmigo no te quejabas tanto. Además, ¿A qué te refieres con ‘una chica como __________?

- Que ella es demasiado santa para ti.

- No.

- Bien que lo sabes. Bien que sabes que un día u otro o tú te cansarás de ella, o ella de ti.

- ¿Y eso quien lo dice? ¿Tu? Me rió. – dijo sacando una risa bien irónica.

- Justin, ¿estáis enamorados? ¿O simplemente, es lo que tú crees?

- Estamos enamorados. – se levantó. – Mira, estoy empezándome a hartar de ti y de tus estúpidos comentarios. – dijo entrecerrando los ojos.

- Eso es porque te da joda que te diga la verdad. Tu y yo estábamos igual, y mira como hemos terminado.

- ¿Eh? ¿Perdona? Lo mío contigo nunca fue como lo que estoy teniendo con ________.

- ¿A no? ¿Y que era? – dijo Milena, levantándose también.

- Una mier.da. Eso es lo que era. – Justin la esculpió con la mirada.

Los ojos de Milena se aguaron. Lo esquivó y fue hacia al baño. Justin se dejó caer de nuevo en el sofá. Se había pasado. Quizás si había cambiado, quizás todo eso no lo decía con mala intención. 8Y él solo la había ofendido. 




Justin se levantó y fue hacia el baño.

- Milena… eh… yo… lo siento… - ella abrió la puerta. Se apoyó al marco, las lágrimas parecía que le fueran a salir de un momento a otro, de esos ojos verdísimos que, a pesar de todo, seguían siendo la debilidad de Justin… se encantaba mirándolos.

- ¿A si? – dijo ella mordisqueándose su carnoso labio inferior.

- Si… me pasé contigo…

- ¿No me digas? – agachó la mirada – ya que lo que tuviste conmigo fue una verdadera mier.da, eso me hace sentir de puta madre ¿sabes?

- Lo siento… - se pasó la mano por el pelo, compadeciéndose de ella.

Milena terminó por esbozar una sonrisa. Justin le abrió los brazos, ella aceptó el abrazo gratamente. Lo estriñó fuerte. Justin sintió como sus cuerpos de juntaban. El de ella, delgada, pequeño. Pero al contrario que el de _______, no la encontraba tan frágil.
Sintió como los pechos de Milena se clavaban como montes en su bajo torso. Empezó a reaccionar.

- ¿Me sigues queriendo? – preguntó Milena, sin dejar de abrazarlo. Ni él a ella. -
¿Al menos como amigos?

- Si. – dijo Justin, sonriendo. Se olvidó de todo, volviendo un poco al pasado. A ese pasado, junto a ella. - ¿Cómo no hacerlo? Lo nuestro fue bonito mientras duró. –
Más bien dicho, hasta que te fuiste.

- Me preguntó qué hubiera pasado… si no me hubierais dado por muerta…

- Yo también. – Milena alzó la vista. Justin se encontró con esos ojos verdes, que le pedían. ¿Qué le pedían?

- Justin, yo… - sus ojos se volvieron a aguar de nuevo. El corazón de Justin se encogió. ¿Por qué?

La puerta se abrió en ese momento. Los dos se soltaron, Justin se asomó.

- Mi vida… - sonrió y fue a darle la bienvenida a _______. – mirate, estás ¿más morena?

- Si, puede ser. – dijo sonriéndole. Y lo besó. – te he echado de menos mi niño… - dijo con una voz aguda, bajita. Milena se asomó por la puerta del baño. –
Hola Milena. – dijo sonriéndole, y fue a darle dos besos.

- ¿Todo bien? – dijo ella.

- Si, estupendo. Nueva York es bonito. Y grande. – dejó la maleta a un lado y se quitó el abrigo- ¿Y ustedes? ¿Algo nuevo?
 —


Justin y Milena se miraron. Los dos negaron con la cabeza.

- ¿Te has portado bien, Justin? – dijo frunciendo el ceño. Él asintió. – Confío en ti… - lo abrazó, pasando los brazos, rodeándole la espalda. Y volvió a besar su boca.

Milena fue hacia su cuarto.

- ¿Desharás ahora la maleta? – murmuró Justin, acariciando su pelo. - ¡Ei! ¡Te has cortado el pelo!

___________ asintió.

- Déjame ver… - Justin la hizo girar. – Sigue siendo mi estimada melena, pero me gusta este corte escalado. – le pasó la mano, cogiéndolo en una suave coleta y dejándolo ir a la vez. – y te lo has aclarado.

- ¿Te gusta?

- Estás preciosa. – dijo. Y la abrazó por detrás. – yo también te he echado mucho, mucho de menos. Mucho.

__________ sonrió y ladeó la cabeza. Observando ya el anillo que yacía en su dedo anular, de la mano izquierda.

- Te amo… - susurró ella. Y volvió a buscar su boca. – Y no, ahora no desharé la maleta… porque, tengo que ir a la clínica. Mónica tiene que darme unos informes.

- ¿No te tomas un tiempo para relajarte?

- Justin, no he ido a un rali de veinticinco quilómetros andando. He ido a hacer unas pruebas, se puede decir que no estoy tan cansada.

- ¿Pero y el viaje y todo? Tómate una ducha, anda, deberás…

- Cuando venga, solo estaré un par de horas en la clínica. – puso la mano en frente, como cortando el tema. Como diciendo ‘no hay nada más a hablar’.

- No paras…

- Me gusta mi faena, y soy aplicada, eso es todo.

- Como te adoro… - dijo esbozando una sonrisa traviesa en su cara. – mi chica trabajadora… - la volvió a besar.

- Me voy, si no Mónica me echará bronca… como siempre.

- Eso si… la puntualidad no es lo tuyo.

- ¿Alguna novedad? – sonrió y le guiñó el ojo. – Hasta luego.
 


Una vez se hubo ido __________, Justin fue hacia la habitación de invitados.

- ¿Qué te pasa? - masculló Justin – parece que te sienta mal que ________ haya vuelto.

- No, me sienta mal que haya vuelto justo en el momento en que tu y yo… digamos que nos estábamos reconciliando.

- ¿Y qué más da?

- No lo sé. – dijo ella, dejando de quitar ropa del armario. – Quizás esté celosa.
Me conoces más que nadie.

Justin tuvo un breve dolor de cabeza. Era cierto.

- ¿Qué haces? – dijo cambiando de tema.

- ¿Te importa? – Milena alzó una ceja, abriendo una de las enormes maletas
que había traído al principio. – Me voy.

- ¿Por qué?

- Justin, mi sitio no es este. Me voy para Rusia de nuevo. Con Alexander.

- ¡¿Con Alexander?!

- Si. – Milena lo miró extrañada.

- Pero si hace casi un año, lo maté…

Milena se echó a reír.

- ¿Te paraste a pensar que quizás no fuera ese Alexander Donovan? Quizás es por eso que Snade te llamaba tanto. Quien sabe...

Justin bufó.

- Da igual, si está en Rusia, ya no es de mi incumbencia.

Nunca se sabe, querido Justin… Él detuvo a Milena.

- ¿Qué? – dijo ella, mirándolo.

- No te vayas.

- No estoy bien.

- ¿Por qué? – dijo Justin. Esa mirada penetrante… esa mirada color miel que ella tantas veces había adorado. Y que tanto la excitaba.

- Por que no. – sonrió, cínicamente - ¿Es que acaso me echabas de menos? – masculló, poniendo ahora ropa interior. Justin pasó la mirada rápidamente por la excitante lencería. No, no, no… deja de mirar eso.

- Sabes la respuesta. ¿Para qué preguntas?

Milena se detuvo. Se lo quedó mirando y dejó caer la maleta al suelo, para acercarse más a él. Casi se podían mezclar los dulces alientos.

- Porque quiero que salga de tu boca.

Milena se echó hacia adelante y besó la boca de Justin, adentrándose en su sabor, como en tiempos pasados, en unos antiguos recuerdos, ella misma había vivido. Gimieron.
Se separó un poco de él.

- No sabes cuánto hecho de menos tus caricias… - murmuró cerca de la oreja de Justin. – no sabes… cuanto te necesito Justin.

Y empezó todo. Eligiendo la lujuria, dejando a un lado el corazón. Y las palabras de ella fueron el colmo. El colmo para que Justin perdiera sus propios estribos.









Milena se levantó de la cama. Desnuda, se volvió a vestir. Echó una mirada a Justin, semi dormido. Y desnudo, también desnudo. Era hermoso. Pero su papel terminaba aquí, debía apartar la vista de él, seguir adelante, volver a Rusia, con la gente que le pertenecía. Pero antes… confirmarle a Donovan que __________ estaba muerta.

- Y todo por rechazarlo… - negó con la cabeza – ese hombre está fatal. – sonrió y se terminó de colocar el ceñido jersey negro. Los leggins negros. Las botas negras.
La chaqueta negra. Más vale que hoy pase desapercibida.

Terminó de cerrar la maleta. Justin se levantó.

- ¿Dónde vas?

- A hacer unos cuantos recados antes de irme.

Justin bufó.

- Que he hecho, dios mío… - se cogió del pelo. Recordando las palabras de
________. Confío en ti. Confío en ti, confío en ti, confío en ti…

- Has hecho lo que deseabas. – Milena le guiñó un ojo.

- Pero no lo que sentía. Y yo estoy enamorado de __________.

- Oh, me parece maravilloso, machote. Pero le acabas de poner unos cuernos…
- hizo una señal. – así de grandes. – se encendió un cigarro. – ahora si me permites…

Cogió el móvil que había colocado encima de uno de los muebles. Y se dirigió a la salida.

- Esto queda entre tú y yo, Justin. Te quierooo… - dijo riéndose, y salió de esa casa.

- Hija de puta… - masculló Justin, se levantó de mala gana vistiéndose.

Y con la peor sensación que se podía sentir en el cuerpo.
 






__________ terminaba de recoger unos papeles del escritorio.

- Bueno… - dijo mirando el reloj. – aun tendré tiempo de cenar con Justin. – sonrió, viendo que habían pasado tres horas y eran las nueve menos cuarto de la noche.

Mónica se asomó por su despacho.

- _________...

- ¿Si?

- Hay una chica… Melani, creo, quiere verte.

- Ah… - ________ quedó pensativa. Milena. – dile que puede pasar… - sonrió. -
¿Le habrá pasado algo a Justin? – dijo preocupada.

Milena apareció en su despacho.

- Hola, vida. – la saludó ella.

- Buenas noches. – sonrió _______. – Dime… ¿ha pasado algo con Justin?

- Oh, sí, eso quería contarte… - se sacó el móvil… - es… una pequeña cosa que quería mostrarte…

El volumen al doce, al tope. Le dio al play. Y le enseñó el video a ________. Ella quedó extrañada al principio. Las piernas le empezaron a temblar. Milena no dejó de formar una sonrisa en su cara. Mientras veía la expresión de ___________. Viendo a Justin . Viendola a ella misma. Follando. Y gemidos, y jadeos, y deseos entre ellos dos.
Los ojos de ___________ empezaron a humedecerse.

- No… - susurró. No sentía su cuerpo, pareció como si su alma hubiera volado
lejos y la hubiera abandonado. Una sensación de ira y de pura depresión la abrumaron. - ¡No! – masculló, aun sintiendo en su cabeza a Justin disfrutando de
Milena, haciéndoselo, mientras gemía su nombre.

__________ tiró el móvil contra la pared y se cubrió los ojos con las manos. Le ardían. De dolor, de pura ira, de todo en general.

- Es de apenas hace una hora. – sonrió Milena. – espero que disfrutes de tu luna de miel. – se rió y se dirigió hacia la puerta. – Por el móvil, no te preocupes, ya me compraré otro… total, la tarjeta de memoria es la misma. Así lo tendré de recuerdo.

_________ se levantó. Las mejillas le ardían, las lagrimas caían por su cara. Le tiró un pote lleno de lápices y bolígrafos a Milena.

- ¡Eres una pedazo de puta! ¡Sal! ¡Sal y no vuelvas! ¡Muérete! – le gritó.

Milena solo se divirtió más. Se volvió a acercar a ella. Con intención de vacilarla, quizás pegarla y todo si se le venía en cara.

- ¿Qué dices? ¿Una puta? – sonrió. – Quizás, pero bien que he disfrutado de tu querido y ‘enamorado’ Justin. – fue a colocar una mano en el mentón de __________.

- Saca tus manos de mí. – dijo ella. Milena sintió como en su vientre, algo apretaba.

- Oh, nunca pensé que la mosquita muerta de __________ __________ fuera a llevar un arma encima. Me sorprendes.

- Quizás fuera la única idea buena que tuvo el capullo de Justin. Ahora vete si no quieres que te atraviese el cráneo con una bala, zorra. – Milena tardó en quitarle las manos de encima. -¡Que te vayas! – cargó el revólver y apretó más la boquilla de la pistola contra su abdomen. Milena al fin la dejó ir.

- Que te vaya bien. – hizo una señal con el brazo y desapareció por la puerta.
Mientras que el mundo de __________ se derrumbaba en mil pedazos.
 








_________ entró a casa. Sin hacer ruido, cogió la maleta que horas antes había dejado. Sin coger nada más, allí llevaba un buen equipaje. La volvió a arrastrar hasta la salida. Deseó que Justin no estuviera, o que simplemente no se enterara de que estaba allí. Pero las luces se encendieron. Y él apareció por el corredor, en frente de ella.

- Hola… - dijo él, esbozando una triste sonrisa.

________ no sonrió. No. Nunca. Le dolió mirarlo y las imágenes pasaron otra vez por su cabeza, como una jodida diapositiva. Ella solo abrió la puerta de entrada y se dispuso a salir.

- ¿Dónde vas? – Justin bajó el peldaño que había en la entrada, justo con una pequeña alfombrilla. Cogió a _______. Por el brazo.

- Ni te atrevas a tocarme. – masculló ella, girándose y mirándolo, de nuevo con los ojos en lágrimas. Entonces Justin supo que lo sabía. Él la soltó, a duras penas. Su mundo también cayó, imaginándose lo peor. La estaba perdiendo. – Después de lo que has hecho, ni te atrevas, Justin. – habló decidida, a pesar de que las lágrimas correteaban por sus mejillas, ardientes. Y Justin, aun así, la encontró adorable. Era la mujer más preciosa del mundo.

- ________... yo…

- Tu, ¡nada! – gritó negando. – Tu eres un gran cabrón. No sabes lo que duele… no lo sabes…

- Puedo explicarlo…

- ¡No hay nada que explicar! – gimoteó, dejando que más lágrimas mojaran su cara. – el video lo dice todo.

- ¿Qué video? – musitó Justin.

- Milena os ha grabado.

- Hija de puta…

- Si, hija de puta, pero si no fuera por ella apuesto a que no me enteraría, al menos no por ti.

Justin intentó abrazarla.

- No te acerques. Ni me hables, ni me sonrías. Ni me llames. Me voy. No me busques, olvídate de mí.

- No puedes pedirme eso. – Los ojos de Justin se humedecieron, empezando a difuminar su vista, una fina capa de lágrimas también.

- Habértelo pensado antes.

- ¡Lo siento! – le pidió. - ___________, no me dejes, ¡joder! Eres mi puta vida… te amo…

- ¡No! - ________ se cabreó. – No me digas eso, no es cierto. Duele pensar que me engañaste, que todos esos te amo, te quiero, todos esos momentos fueron una farsa.

- No fueron ninguna farsa… mi vida… fueron ciertos… yo… he cometido un error… pero…

- Un error imperdonable. – dijo __________ cruzándose de brazos. – No quiero oir más, no quiero verte más, me voy.

Se giró, pero Justin la cogió, abrazándola, contra su cuerpo. ____________ intentó
oponerse, forzando, pataleando, insultándolo. Con mala gana, no de broma. La broma se había acabado. Y dolía. Justin pensó que a pesar de todas las guerras y batallas en las que había estado, nada nunca le había dolido más. __________ se rindió, llorando en su pecho.

- Te amo, mi niña… perdóname… - dijo abrazándola.

- Déjame, Justin… - dijo cansada. Cansada de luchar con él. No podía, dolía demasiado. Un nudo la ahogaba, algo la quemaba por dentro. – No puedo más… - se mareaba, dios, no podía seguir con esto. – Suéltame… - le pidió. Justin no hizo caso. – Por favor…

Él abrió los brazos. ________ resbaló por la puerta y se abrazó sola, escondiendo su cara. Empezó a llorar, fuerte, con… dolor. Justin pensó que moría. Que él moría. No podía, no quería verla así, pero era por su culpa. Todo era por su culpa.

- ____________... – le frotó una pierna. Sus lagrimas también empezaron a rodar por los parpados. Pero no se avergonzó. – ¿No… podemos…?

- No. – sollozó ________. – No… arreglaré nada… contigo… - lo miró por encima del brazo. Tiró los mocos hacia arriba. Y cuando se vió en condiciones de volverse a levantar, lo hizo. Parecía un zombie, no sabía muy bien lo que hacía, se dejaba llevar por sus sentimientos. Y ni dios quiera saber cuáles son sus sentimientos en este momento. Entonces lo dijo. Lo que más podía llegar a dolerle a Justin. – Me das… asco. Te odio.

Agachó la mirada, y dejó caer el anillo de compromiso, al lado de Justin. Él abrió los ojos. Se giró, cogiendo de nuevo su maleta, y se fue, cerrando la puerta detrás de ella. Justin la dejó marchar. No había nada a hacer. La había perdido.













Nunca antes había sentido remordimientos. Pero una vez más, deducía que era desde que había conocido a ________.